Joe Biden inició su gestión tocando una tecla sensible en el deporte. Mediante una orden ejecutiva todas las instituciones deportivas de los Estados Unidos de América pudieran aceptar a los atletas masculinos que se identifiquen como mujer para participar en competiciones femeninas. Esto, naturalmente, tendría implicaciones más allá de lo ético o ideológico, pues repercutirá en el mismo corazón de la actividad deportiva, en especial la organizada, como los Juegos Olímpicos o los Panamericanos, ya que algunas de estas personas podrían representar a la primera potencia deportiva del mundo.

Esta medida trae como consecuencia unas vulneraciones en el ámbito deportivo, como al principio de la integridad de la competición y al principio de igualdad, ya que, el hombre, físicamente hablando, por naturaleza tiene niveles de hormonas más altos que los de la mujer, como, por ejemplo, la testosterona. Un laudo arbitral muy controversial y que pudiera tomarse como referencia y regular esta posible situación, fue dictado el 1 de mayo de 2019 por la más alta instancia de la justicia deportiva, el Tribunal Arbitral del Deporte (TAS).

Dicho laudo fue el resultado de un caso presentado por la corredora Caster Semenya, en ocasión de una queja por la corredora italiana Elisa Cusina, la cual alegaba que la atleta tenía un irregular nivel de testosterona, por lo que expresaba: “esta gente no debería correr con nosotras. Para mí, ella no es una mujer. Ella es un hombre”. Esta protesta fue resuelta en primer término por la Asociación Internacional de Federaciones de Atletismo (IAAF), la cual dispuso que las mujeres con alto nivel de testosterona como lo es Caster Semenya no podía participar en algunas competiciones, ya que superaba el nivel de testosterona reglamentario impuesto por dicha federación para competiciones femeninas.

El caso fue llevado ante el TAS, el cual resolvió la disputa estableciendo que las atletas con niveles de testosterona que sobrepasen el acordado por la (IAAF), producidas de manera natural como en el caso de la corredora Caster Semenya no pueden participar en competiciones para mujeres a menos que reduzcan su rango de hormonas en su cuerpo a un nivel dentro de lo normal para las competiciones femeninas.

En ese sentido, el TAS autorizó el uso de medicamentos y/o sustancias, lo que se conoce como dopaje, para así disminuir el alto nivel de testosterona en el cuerpo de las corredoras con esta condición atípica. Como dato relevante, en esta situación un tribunal aprueba el dopaje para poder competir.

Vuelvo a la orden ejecutiva dictada por la administración de Joe Biden, la cual pudiera estar violentando el principio de la integridad de la competición y el principio de igualdad. Para salvaguardar estos principios fundamentales en una competición, planteo la posibilidad de aplicar la decisión del TAS a estos hombres que vayan a participar en competiciones femeninas para que se disminuyan los niveles de testosterona al rango de las mujeres. A todo ello, yo me pregunto, ¿qué opinarán el Comité Olímpico Internacional y las federaciones internacionales?

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