Es como si Serena Williams nunca se hubiese ido. Estuvo más de un año alejada del tenis. Pasó un susto al dar a luz su primer hijo hace 10 meses.

Pero sigue tan dominante como siempre, sobre todo en Wimbledon, donde está a una victoria de su octavo título. Un triunfo casi de rutina sobre Julia Goerges 6-2, 6-4 puso a Williams en su décima final en el All England Club y a un paso de su 24to título grande, que igualaría el récord histórico de Margaret Court. “Es una locura. Ni sé cómo me siento. No esperaba que me fuese tan bien en apenas mi cuarto torneo desde que regresé”, expresó la estadounidense. “Siento como que no tengo nada que perder y puedo jugar con libertad. Eso es lo que estoy haciendo”.

Luego de apuntarse cinco aces con un saque que llegó a los 191 kilómetros (119 millas) por hora, de sumar 16 tiros ganadores y apenas siete errores, y de cubrir la cancha tan bien contra Goerges, Williams dirimirá el título mañana contra la alemana Angelique Kerber, 11ra cabeza de serie, en una reedición de la final del 2016, ganada por la estadounidense.

Kerber se impuso a 6-3, 6-3 a Jelena Ostapenko en la otra semifinal. “Pase lo que pase, este ha sido un esfuerzo increíble para mí y me incentiva para seguir con mi carrera”, manifestó Williams, quien tiene 36 años.

Williams dominó el encuentro, pero tuvo un pequeño bajón al final, cuando perdió su saque por primera y única vez estando 5-3 arriba. En el game siguiente, no obstante, recuperó la compostura y dio el golpe de gracia a su rival. La estadounidense, que tuvo un bebé hace 10 meses, va por su 24to. título grande y octavo de Wimbledon. Luego de dar a luz a su hija, Williams tuvo varios problemas de salud.

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