Gobierno manifiesta «profunda» preocupación por la inestabilidad política que vive Haití

El Gobierno dominicano manifestó este miércoles una «profunda» preocupación por la evolución de los acontecimientos de inestabilidad política y social en el vecino país de Haití que ha aumentado la violencia e inseguridad en esa nación.

Santo Domingo.- El Gobierno dominicano manifestó este miércoles una «profunda» preocupación por la evolución de los acontecimientos de inestabilidad política y social en el vecino país de Haití que ha aumentado la violencia e inseguridad en esa nación.

En una rueda de prensa, celebrada en el Ministerio de Relaciones Exteriores de la República Dominicana, el canciller Roberto Álvarez hizo un llamado a todos los sectores democráticos de Haití y de la comunidad internacional a que en cuanto sea posible se cree un ambiente favorable un diálogo, tras señalar que para este país es del más alto interés que el vecino país pueda superar el clima de crispación política y así lograr un gobierno más estable.

«Para República Dominicana es del más alto interés que Haití pueda superar el clima de crispación política y lograr un gobierno cada vez más estable», expresó el funcionario.

Álvarez reiteró el compromiso del Gobierno de promover una política de buena vecindad y cooperación mutua, bajo el entendido de que la paz y la estabilidad de ambos lados de la frontera.

Comunicado íntegro 

El Gobierno dominicano sigue con profunda preocupación la evolución de los acontecimientos en Haití. El vecino país atraviesa por una situación de inestabilidad política marcada por el aumento de la violencia y la inseguridad, así como por una grave crisis alimenticia que genera considerable descontento popular.

Para República Dominicana es del más alto interés que Haití pueda superar el clima de crispación política y lograr un gobierno cada vez más estable. El Gobierno dominicano reitera su compromiso de promover una política de buena vecindad y cooperación mutua, bajo el entendido de que la paz y la estabilidad de ambos lados de la frontera dependen de la democracia, así como de un sólido desarrollo humano y de la firme protección de los derechos fundamentales en todo el territorio de La Hispaniola.

Vemos con inquietud las dificultades para cumplir con el calendario electoral propuesto por el gobierno de Haití. Esta dificultad deriva de dos elementos fundamentales: Primero, la falta de diálogo entre los principales actores llamados a participar en los diversos procesos electorales. Segundo, la gran lentitud con que se lleva a cabo el registro y carnetización de votantes. A la fecha, todos los estimados apuntan a que no se logrará la meta de completar el registro de votantes para el proceso electoral.

Para asegurar un cambio de gobierno democrático, que garantice la estabilidad política en Haití, es imprescindible asegurar un proceso electoral de amplia participación ciudadana y reconocimiento por parte de los partidos políticos, avalado por una observación electoral internacional. Una reforma constitucional, de amplia aceptación por la mayoría de las fuerzas políticas y sociales de Haití, sería el punto de partida para el desarrollo de una arquitectura institucional más apropiada para Haití, la que promueva una mejor gobernanza.

Sin embargo, nada de lo anterior será posible si no surge de un diálogo político amplio, inclusivo y de buena fe, que reúna a las distintas fuerzas nacionales haitianas, en busca de acuerdo de gobernabilidad para la modificación constitucional y la celebración de elecciones. En consecuencia, el gobierno dominicano hace un llamado sincero a todos los sectores comprometidos con la democracia, tanto en Haití como en la comunidad internacional, para que contribuyan en todo cuanto sea posible a la creación de un ambiente favorable para este necesario diálogo.

El gobierno dominicano reitera su compromiso de apoyar el proceso de inclusión en el registro civil de ese país de todos los ciudadanos haitianos que se encuentran en territorio dominicano. Además, manifiesta su firme apego al principio de no intervención en los asuntos internos de otros Estados, el respeto a la Carta Democrática Interamericana, especialmente en lo relativo a la participación de la ciudadanía en las decisiones relativas a su propio desarrollo, como un derecho y responsabilidad, condición necesaria para el pleno y efectivo ejercicio de la democracia.

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