El sistema de salud dominicano tiene activos y pasivos. Un análisis de sus fortalezas y debilidades bien pudiera arrojar déficits parciales, por áreas.

Desde que se aprobó y se puso en aplicación la parte de salud de la Ley de Seguridad Social, la 87-01, el sistema ya tiene afiliados a 7,782,135 personas, con una cobertura del 75.6% de la población nacional. Son cifras cortadas al mes de octubre del 2018. Dividida la cobertura por la participación de los dos regímenes vigentes se observa que el 52.6% de la cobertura está en el Régimen Contributivo y un 46.2% en al Régimen Subsidiado (RS), con un 1.15% en los regímenes de pensionados.

Las proyecciones de las autoridades de la Seguridad Social son de que la afiliación, como proporción de la población nacional, llegue, si continúa un comportamiento similar en el ritmo de crecimiento de la afiliación, y si se inicia la afiliación de los trabajadores independientes y por cuentas propias del Régimen Contributivo Subsidiado, para el año 2010 a una cobertura del 100% de la población.

Son cifras y proyecciones que hablan del buen desempeño que ha tenido la parte de salud de la Seguridad Social. Merecen elogios.
Hay sin embargo, otras áreas que sugieren que ha habido rezago y, por tanto, que necesitan cambios y mayor celeridad porque están acumulando pasivos, deudas que con el tiempo generan moras.

Por ejemplo, el pasado miércoles fue presentado, en un acto al que asistieron las autoridades del sector salud, un estudio titulado Análisis de Situación en Salud Mental y Atención Primaria en República Dominicana”, elaborado por la firma Society for Family Health, en colaboración con el Ministerio de Salud y el Servicio Nacional de Salud.

La investigación halló que en un periodo de 14 años en el país se produjeron ocho mil suicidios. La cifra de suicidios, que da una media de unos 571 casos por año, no el único aspecto preocupante del estudio. También muestra la baja inversión que hace el país en salud mental, con apenas el 0.7% del gasto total en salud del 2017.

El estudio también advierte acerca del impacto negativo que tendrá en la economía el tema de la salud mental. Estamos, pues, frente a un pasivo que no debe continuar creciendo. Es tiempo de al menos irlo amortizando.

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