Jacinta Torres ganó el Premio Mujeres que Cambian al Mundo por su labor en la Escuelita Rayos de Sol, fundada hace 35 años, emprendida en La Zurza en Santiago

Jacinta Torres es una de esas mujeres que cambian el mundo, no solo porque lo dice un premio, sino por el compromiso social que ha asumido hace más de 40 años, al unirse al movimiento internacional Fe y Luz. Cinco años más tarde, inició su propio proyecto para ayudar a que las personas con condiciones especiales puedan desarrollar su capacidad desde la Fundación Escuelita Rayos de Sol, desde donde ejerce con amor la misión que Dios le asignó, empleando los valores que heredó de su madre. Se define como un ser que desde pequeña fue independiente, de libre pensamiento y reflexiva y compartió con elCaribe los 10 momentos que marcaron su vida.

  1. Mi primera comunión

    Desde muy pequeñita hay algo que me impactó, cuando yo estaba en el catecismo. Siempre he sido muy reflexiva, sociable, pero muy introvertida en muchas cosas, y muy pequeña, cuando tenía como 5 años, me cuestionaba mucho de Dios. Me impactó mucho cuando estaba ahí, porque sola tuve ese deseo, que no me lo puso nadie, de recibir a Jesús en mi corazón, y yo iba a la parroquia a rezarle a la virgen para que pronto yo lo recibiera en mi corazón. Hice mi primera comunión a los 6 años. Eso fue un momento muy importante de mi vida”.
  2. Como un campamento en casa

    Nosotros, al ser una familia numerosa, en un momento dado un tío se murió cuando yo tenía como 6 años y la familia decidió que los muchachos se lo iban a repartir, pero mientras tanto cayeron todos en mi casa. Nosotros éramos 7 y estábamos como el dicho “por si éramos muchos, parió la abuela”. Ahí hubo que juntarse y ellos eran 5 más los padres y abuelos. Eso se volvió un evento.

    Muchísima gente rezando el rosario, muchísima gente jugando y a mí me fascinaba, me gustaba el hecho de que había mucha gente en mi casa y muchos muchachos, para jugar. Era como un campamento para mí y sobre todo porque teníamos que compartir cama. Era una casa más o menos grande y recuerdo con mucho cariño ese tiempo. Marcó mucho mi vida ese momento, aunque después lo repartieron”.
  3. Nacimiento de mi vocación

    Otro momento fue cuando decidí que iba a montar una escuela en el patio de mi casa. Yo ni sabía cómo porque yo no iba a la escuela todavía, porque antes de los 7 años no te inscribían. Como vivía en frente, escuchaba todo lo que daban, las canciones y mandatos y yo lo imitaba. Primero practicaba con mis muñecas y les decía “fulanita siéntate” o “ahora vamos a cantar” o “hagan la fila”.

    Yo siempre fui muy creativa y le dije a mamá ‘pondré una escuela’, me preguntó y quién va a venir a la escuela y yo le dije: “Les voy a decir a todos que traigan a los nietos chiquitos que al igual que yo no pueden ir a la escuela. Recuerdo que regué la voz de que iba a poner una escuelita para los niños que no podían ir a la escuela pero que tenían que pagarme una colaboración con un chele y traer su silla de guano, y armé mi mi escuelita. Fue un momento muy chulo aunque esa escuelita no duro mucho, porque mamá era que la mantenía porque había que dar jugo, merienda, galletas y ese chele no daba. Cada niño nace con la vocación porque yo jamás pensé que iba a formar esto. Para mí fue importante ese momento donde yo era maestra. Luego ya yo fui a la escuela, feliz, donde se aprendía de todo, a coser, bordar, cocinar, a sembrar, fue bonita la experiencia”.
  4. Politécnico Nuestra Señora de las Mercedes

    Todas las profesoras eran monjas y fueron ellas que me completaron de dar la formación que me daban en casa. Un momento importante fue cuando las Madres Rosario, nos organizaron en un grupo de chicas que se llamaba Comunidad de Vida Cristiana y ahí uno reflexionaba sobre el evangelio y la vida completa. Ahí me planteé la posibilidad de entrar al convento, pero soy una persona un poco independiente, me gusta sentirme libre, entonces yo decía que si para eso hay que estar pidiendo permiso por cada cosa que uno iba a hacer a la madre superiora, yo no sabía si eso es para mí. Yo lo que entendía era que sólo siendo monja se podía hacer el bien, pero con el tiempo descubrí que podía hacer el bien sin tener que entrar al convento. Yo crecí viendo a mi mamá hacer el bien y después yo misma me dije ‘pero mi mamá se casó y hace el bien”.
  5. Entré a la universidad

    Estudié educación, psicopedagogía, concentración y habilitación escolar, pero no era eso lo que quería. Estudié eso porque mi mamá me dijo que no iría la capital a leventiar sola. Yo quería estudiar medicina pero no había medicina en la Pucmm en ese momento, entonces ella me dijo, vea todo lo que hay ahí en esa y elija de ahí, que usted de esta casa no saca un pie y a mí me costó. Estudié educación pero con la idea de que desde que termine y que me independice cojo y lo hago, pero mentira, yo le cogí tanto amor a la educación que ahora pienso, en qué lío me habría metido si hubiese sido médico. Quizás también haciendo el bien. Pero Dios te va preparando, cada uno de nosotros tiene una misión en nuestra vida, y a veces hay cosas que te pasan y no sabes por qué pero realmente es porque Dios tiene algo para ti”.
  6. Viajé por primera vez

    Cuando yo estudiaba me gustaba mucho la geografía y yo decía que quería ver qué pasa después del agua. Cuando terminé de la universidad busqué una beca para estudiar fuera y entré a la Universidad Católica de Lovaina en Bélgica. Allá en Europa estaba como un animalito en su patio, con un tren para acá y para allá, eso sí, centrada en mis estudios porque tenía que pasar para mantener mi beca, pero cada oportunidad que tuve la aproveché, todas las actividades y excursiones. En Europa sentí como el otro complemento de mí, porque me gustan las cosas organizadas y planificadas y sentía que encontré la otra parte mía allá, pero mi esencia está aquí porque aquí está el calor y el corazón de la gente, porque allá hay todo eso pero hay menos relaciones humanas, no digo que no tengan corazón, pero el calor humano que hay aquí no lo vas a encontrar en ningún otro país. Allá hay otras cosas, pero esa no la hay. Regresar a mi país fue chulísimo porque yo dije, no voy a trabajar, voy a ver qué voy a hacer por la gente pobre de aquí, trabajé en APEC mientras yo orientaba mi vida. Llegó un tiempo que yo no quería subir las escaleras, yo quería bajarlas, ya yo las había subido”.
  7. La pérdida de mi mamá

    La pérdida de mi mamá cuando yo estaba terminando la universidad también me marcó. A ella le dio leucemia, la internamos un lunes y el jueves ya no estaba con nosotros, eso marcó mucho en mi vida, pero dije que tenía que seguir haciendo las obras que ella me enseñó y tengo que ser sincera, lo que más disfruto hacer son las cosas que la gente no conoce que yo hago”.
  8. Gran decisión

    Un momento importante fue cuando trabajando en APEC me dijeron que, o me concentraba en el trabajo o con los niños, y yo les dije que lo iba a hacer así, que me iba a concentrar en ellos. La vida es muy corta y tienes que hacer lo que te va a satisfacer, no lo que te va a dar más dinero, lo que te da más dinero te da una felicidad transitoria, eres feliz cuando haces cosas que te hacen sentir realizado. Fue un momento muy lindo, el que yo pudiera salir de mi trabajo profesional, y que la persona entendiera por qué pasaba de una cosa a la otra y que confieso que no me ha ido mal en haber dejado el trabajo y coger este. En ese momento la fundación empezó con el dinero que yo recolectaba para mi cumpleaños, yo decía que necesitaba cuadernos y con ese dinero resolvía el año escolar completo. En ese momento eran 8 niños y ahora son 312 muchachos y dos centros, o sea que el momento más importante de mi vida fue cuando tomé la decisión”.
  9. Premios Caritas

    Uno no hace el trabajo, para que lo reconozcan, pero en 2008 fue muy lindo, muy bonito, porque me reconocieron entre todos los proyectos de América Latina. Reconocieron este por la transparencia y la manera en que se llevaba todo. Ellos nos apoyaron económicamente, pero nosotros éramos de los proyectos que estábamos 1a a nivel de transparencia e inclusive luego me invitaban a seminarios a otros proyectos fuera del país. Fue muy bonito porque fue toda Suiza en un salón, un reconocimiento, donde yo era la única galardonada”.
  10. Conocer al papa

    En el verano del 2017, cuando la fundación cumplía 30 años, unos amigos me preguntaron que qué yo quería en mi vida, y yo les dije relajando, que quería hablar con el papa y tener unos minutos con él, y se fajaron y me consiguieron la cita. Esos 10 minutos con el papa marcaron mi vida y me reconfirmaron para seguir haciendo mi obra, seguir hacia adelante y saber que esa era mi misión.

    Fue el mejor regalo de esos 30 años. Fue una sorpresa muy linda. Me entregaron un pergamino luego de la visita y la reunión con el papa, sellado por el Vaticano y un certificado con la bendición del papa, que lo tengo muy ya en la intimidad de mi habitación. Fue un lindo momento. Una de las cosas que más me impactaron fue que él me recibe con un abrazo y diciéndome ora por mí, y me di cuenta que el papa tiene muchas cosas arriba y uno va creyendo que uno necesita la oración, pero él también necesita oración y esa sencillez de él, y que él me diga, sigue hacia adelante, ángeles como tú necesita la tierra, me impactó. Porque eso quiero, silenciosamente quiero ser un ángel aquí en la tierra”.

Una mujer que cambia el mundo

Jacinta Torres fue reconocida este año por el Premio Mujeres que Cambian el Mundo del Banco BHD, por su trabajo con los niños discapacitados en La Fundación Escuelita Rayos de Sol y habló para elCaribe sobre lo que significó ese especial momento. “Me sentí muy bien, por dos razones, me sentí reconocida por mi comunidad, por mi país, no en suiza ni Alemania o Francia, sino en mi país, donde yo nací, viví y quiero morir y me sentí bien porque ellos decían que ese dinero no era en la obra de nosotros, era para gastarlo en nosotras, el cheque hasta está ahí, no le he puesto la mano. Uno está acostumbrado a que aporten para el proyecto. El que te reconozcan eso se siente como si fuera mentira, luego muy lindo que encuentras gente de tu país que también está haciendo el bien. Me gustó también que sin conocernos, no estábamos como si fuera una competencia, estábamos como que a pesar de que queríamos el primer premio, pero cuando nos conocimos, queríamos que lo ganara la otra. El hecho de haberme encontrado con mujeres que cambian el mundo, me dio mucha esperanza porque a veces uno siente que como uno no es el común de lo común, uno se siente el raro de la película. Entonces ver que hay otras personas haciendo el bien me da esperanza”.

Vocación
“Cada niño nace con su vocación porque yo jamás pensé que iba a formar esto”.

Anhelo
“Silenciosamente quiero ser un ángel aquí en la tierra”.

Felicidad
“Lo que te da más dinero te da una felicidad transitoria, eres feliz cuando haces cosas que te hacen sentir realizado”.

Avance
“Hay muchas situaciones en este país, y el tú hacer feliz a un muchacho de esos, darles dignidad, eso es lo que te da la felicidad. El momento más cumbre es cuando veo que uno de ellos avanza”.

Misión
“Cuando conocí a las personas con discapacidad, que tenían un corazón tan grande, con unos valores como los que me enseñaron pero más profundos, me enamoré de esta misión”.

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