Entre risas y aplausos el popular comediante celebra la victoria de haber llegado a cinco décadas en el arte

“Si usted sufre de la vejiga, vaya al baño ahora, porque después va a tener que interrumpir”, fueron las palabras de apertura al espectáculo “Cuquín Victoria 50 añitos”, un viaje entre risas y aplausos a través de la trayectoria del humorista, celebrado en el Teatro la Fiesta del Hotel Jaragua.

La travesía inició con las imágenes de la vida del artista, quien hizo su entrada de una forma muy peculiar, acompañado de dos hombres que lo cargaron hasta el escenario.

Para empezar, Cuquín contó anécdotas de situaciones que le habían pasado a otros artistas en el escenario, desde Los Kenton hasta el Cieguito de Nagua, así como a sus colegas Felipe Polanco “Boruga”, Luisito Martí, Freddy Beras Goico, entre otras grandes estrellas.
Con un hermoso gesto de gratitud, recordó a quienes le acogieron, acompañaron y le enseñaron a caminar por la ruta del humor.

“Yo quiero que en este repaso, no dejar para más tarde el agradecimiento eterno a esas personas que fueron mis compañeros y maestros y que me abrieron las puertas para que yo pudiera entrar al mundo del espectáculo y estuviera hasta ahora dando carpeta”, dijo el humorista con nostalgia, al recordar a Felipe Polanco (Boruga), Luisito Martí, Milton Peláez, Freddy Beras Goico, Julio César Matías (Pololo).
El show no quedó atrapado solo en su época más temprana del arte, también se bailó y cantó piezas de años más recientes como “Llegán lo’ montro men”, de Mozart La Para, y “La mamá de la mama”, de El Alfa.

A propósito del nuevo proyecto que busca erradicar la educación violenta de parte de los padres, el artista recordó los nombres con los que estaban bautizados y divididos los castigos en aquella época: cocotazo, arranca cebolla, toma que lleva, pellizco, tapa boca con mano abierta, pescozón sorpresivo, jalón de orejas, chuchazo, trompoboche y la más popular, la pela silabeada de “te-lo-di-je”.
Al escenario subieron personajes como El Científico y sus fórmulas chistosas, con ocurrencias cargadas de creatividad e ingenio.

El Maestro y su real academia de la lengua, dando significado muy humorístico a las palabras; el personaje de Vicente el imprudente, que con sus ocurrencias motivó las risas acompañadas de aplausos del público, y su imitación de Joaquín Balaguer, que fue uno de los más disfrutados y esperados por el público.

Al show también se dieron cita varios invitados especiales del mundo del humor y de diferentes generaciones como, Irvin Alberti, Jochy Santos, Carlos Sánchez y Felipe Polanco.

Tal como estaba pautado, la producción también estuvo llena de música en vivo que alegró algunas pausas.

Victoria no quiso despedirse, sin antes agradecer a tantas personas que hicieron posible el magnífico espectáculo, conducido y dirigido por Edward Durán, y su hijo Cristian Victoria.

Un show que sin duda alguna transportó a muchos al pasado en un viaje lleno de risas y aplausos, y así lo expresó una espectadora a la salida. “Hermoso, sin desperdicios. Cuquín es una cura y uno se remonta a su niñez”, contó emocionada.

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