Sidney Poitier, fallecido ayer viernes, a los 94 años, se convirtió, aún habiendo nacido en Miami, en el bahameño más famoso del mundo, país donde se crió con su familia y del que fue embajador en Japón y ante la Unesco una vez finalizada su multipremiada carrera como actor y director de cine.

Dotado de una elegante imagen ante la cámara, interpretó variados papeles, en la mayoría rompiendo los estereotipos hacia las personas de color como cuando fue el prometido de la hija de Spencer Tracy y Katharine Hepburn en “Adivina quién viene a cenar esta noche”.

Además de su carrera en el cine, ha publicado dos autobiografías: This life (1982) y The Measure of a man, a spiritual autobiography (2000). Nació en Miami el 20 de febrero de 1927, pero creció y se educó con su familia, que eran agricultores de tomates, en la Isla de Gato, Bahamas. A los 14 años se trasladó a Miami y a los 17 ingresó en el Ejército para servir en la Segunda Guerra Mundial. Después, en 1943 se marchó a Harlem, donde desempeñó diversos oficios hasta que fue seleccionado por el “American Negro Theatre” y debutó en Broadway en 1946 en una pequeña producción titulada “Lisistrata”.

Se inició en el mundo del espectáculo como suplente de Harry Belafonte en Days of our youth. Debutó como actor de cine en 1950 con Un rayo de luz, de Joseph Mankiewicz, aunque su primer éxito fue Fugitivos, de Stanley Kramer (1958), película por la que fue nominado al Óscar por primera vez y tuvo un Globo de Plata. Por Los lirios del valle (1963) se llevó un Óscar (convirtiéndose en el primer actor negro -varón- que recibió este galardón a la mejor interpretación), un Globo de Oro y un Oso de Plata al Mejor Actor Principal.

Como director cinematográfico debutó en 1972 con Buck and Preacher, y continuó con Uptown Saturday Night(1974), A warm December (1973), Let’s Do it Again (1975), A piece of the action (1977), Stir crazy (1980), Locos de remate (1982), Hanky Panky (1982) y El chacal (1997).

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