La joven actriz, directora y productora dominicana Judith Rodríguez, coprotagonista de Carpinteros, que representó a su país en la pasada edición de los Premios Óscar y Goya, reivindicó, en una entrevista con Efe, el poder educativo y revolucionario del cine, más allá del entretenimiento.

Para Rodríguez, de 33 años, es “muy importante” llevar a la gran pantalla temas de contenido social, el eje central de Carpinteros, de su compatriota José María Cabral, que refleja la vida en las cárceles del país y que ha sido merecedora de varios galardones locales y extranjeros, entre ellos el premio especial del jurado del Festival Internacional de Cine en Guadalajara.

Y es que el cine, de acuerdo con la actriz, “no es solo entretener”, es también “sensibilizar, revolucionar y educar”. “No podemos educar si no enseñamos de dónde viene el problema, no podemos cambiar si no sabemos qué es lo que estamos cambiando y no podemos saber qué es lo que somos si no nos vemos reflejados”, subrayó la dominicana.

El cine, que la también periodista y escritora defiende como “una herramienta masiva maravillosa”, da la oportunidad de “contar historias” y “cambiar la mentalidad de los demás”.

Rodríguez, quien se mueve entre el cine y el teatro, ha sido galardonada en su país en los últimos dos años con los premios Soberano e Iris a mejor actriz de cine.

En 2018 coprotagonizó la película Cocote, del dominicano Nelson Carlo de los Santos, y que fue elegida también para representar este año a la nación caribeña en la sección de películas extranjeras de las ediciones de los Premios Óscar y Goya.

“Quiero hacer comedia, relajarme un poco, pero tengo una responsabilidad social”, señaló Rodríguez.

Nueva producción

Actualmente, la también directora se encuentra en la etapa de producción de su película Rafaela, una idea suya, en la que toca el tema de la violencia, la pobreza y la superación, y que fue rodada en el Capotillo, precisamente uno de los sectores más conflictivos y de menores ingresos de Santo Domingo.

Esta película es, sin duda, el proyecto “más importante” de Rodríguez, que ha dedicado más de ocho años a su realización, lo que refleja que a pesar de las múltiples oportunidades que ha recibido noodo ha sido color de rosa durante su carrera, en la que ha encontrado “muchos obstáculos”, afirmó.

“Fueron ocho años de aprender a no darse por vencido (…) esta es una carrera de persistencia y de no decaer”, subrayó la actriz y productora, quien 2015 se convirtió en la primera dominicana en interpretar el icónico Hamlet, de William Shakespeare y el 2011 coescribió y codirigió en Nueva York el cortometraje COLD, seleccionado oficialmente en varios festivales y ganador en varios de ellos, como el Outfest Internacional de Santo Domingo, donde logró el premio al mejor cortometraje LGBT.

La actuación, agregó, “es una carrera de persistencia y de no decaer cuando te dicen no”.

El año pasado rodó varios filmes, cuyas fechas de exhibición aún no han sido anunciadas. Entre ellos figura Adopciones, del cineasta cubano afincado en España Rolando Díaz, que se sirve de la historia real de Moraima, una niña dominicana que fue devuelta por sus padres adoptivos a sus padres biológicos que viven en extrema pobreza.

En junio subirá a las tablas como una de las protagonistas de la obra “El ingrediente secreto”, del dramaturgo español Eduardo Viladés.

Respecto al cada vez más creciente cine dominicano, la actriz no duda en afirmar: “mientras sigan dándose oportunidades, apoyo monetario y apoyo entre nosotros mismos el cine local tendrá siempre un futuro brillante”.

Le gustan los personajes que le “toquen el alma”

Luego de haberle ganado la batalla al cáncer, en el 2015 se embarcó en la realización de más de 9 personajes. Uno de estos fue el papel de “Hamlet”, siendo la primera mujer dominicana en hacer el personaje, para el cual se raspó el cabello, tuvo que pasar por un proceso de coloración del rubio al blanco, para lograr el cambio físico requerido. En el 2016 le confesó a elCaribe que le gustan los personajes que la reten. “Que me pongan a temblar el estómago, que no me hagan sentir tan cómoda, que me toquen el alma para poder tocar a otros, que me hagan sentir algo para poderlo transmitir a los demás”. “Mi filosofía se fundamenta en el amor, necesito constantemente que el que me vea me sienta”, dijo.

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