Queda demostrado, las mocedades de ayer pueden seguir siéndolo hoy, siempre y cuando la juventud apuntale a las antigüedades.

Mocedades, el grupo español, ha transcurrido más de medio siglo de existencia contra viento y marea, anclado en el timbre de voz de las Uranga, que ellas son la columna central de la agrupación vocal desde 1972.

El escenario de las Sala Carlos Piantini del Teatro Nacional recibió el pasado viernes a lo que queda de Mocedades, que en estos años ha pasado por divisiones (por ahí está El Consorcio, hijo de Mocedades) y necesarias renovaciones. De hecho hace 10 años la voz principal (soprano) es Rosa Rodríguez, aunque la figura central y líder, es la histórica Izaskun Uranga. Su hermana Idola Uranga también forma parte del proyecto en los coros. José María Santamaría, José Miguel González y Tony Menguiano completan la nómina. Amaya está en El Consorcio.

Hacía la friolera de 17 años que no venían a República Dominicana. Algún día habrá que reconocer al empresario y productor César Suárez Pizano, por su insistencia en la calidad, no importa de qué tiempo sea.

La banda del grupo incluye piano-teclado, batería y bajo. Les acompañó una orquesta de cuerdas, todos dirigidos por Federico Méndez, quien no solo es uno de los mejores quitarristas del país, sino también un eficiente director de orquesta sinfónica, sin mucho aspaviento.

Los primeros temas fueron sin Izaskun, quien tuvo un accidente en Costa Rica, pero eso no fue óvice para demostrar calidad, garbo y liderazgo, cuando salió a escena.

Después del falso final fue que llegó Amor de hombre, claro que la más esperada. Y para la ñapa finalísima, una canción grabada hace 50 años, en 1973, Adiós amor, del compositor de todos sus grandes éxitos Juan Carlos Calderón, fallecido en 2012. Hoy su lugar lo ocupa su hijo, como productor del grupo.

El inicio del concierto había sido con otro de sus éxitos El Vendedor (“voy a poner un mercado entre tantos mercaderes”), seguido de Talismán. Pange lingua (canción litúrgica de Calderón, escrita en latín, de 1974), muy lenta; Qué pasará mañana (“pasaron 30 años de amor / y aún te sigo amando”); y levantó vuelo en alta con el clásico Tómame o déjame. Y otro clásico más: La música, seguido de Secretaria y Desde que tú te has ido.

En algún momento entró Izaskun, para poder hacer las otras dos terceras partes del show. Recibirla fue un acontecimiento. Su salida a escena fue ovacionada.

A guitarra, piano y bajo, fue La guerra cruel (de Peter Yarrow y Paul Stookey), una canción pacifista folk norteamericana de los años 60 que popularizó el trío compuesto por los compositores junto a Mary Travers.

Con la banda interpretaron 50 años, una canción del hijo de Calderón. Luego a piano, de Manzanero Esta tarde vi llover. Charango; y la entrada a la parte final del concierto con Dónde estás corazón (un tango que cumple 100 años en 2024, compuesto por Luis Martínez Serrano).

Siguieron Quién te cantará, La otra España, Le llamaban loca (de Perales), Un poco de amor. Y Eres tú (de Calderón, 1973). Y salida de escena. Todo esto demuestra la vigencia del buen gusto y la música excelente, aunque sea en bolsones de aire de la sociedad.

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