Introducción

Como decía, he aquí otros episodios de la vida del Cardenal Beras, vividas por mí, que forman parte de Mis Memorias. Como les decía, algunos están cargados de buen humor.

8- Tú sí que eres feo

Una vez estábamos reunidos en Higüey, en la salida de la casa curial de la Basílica y entró un seminarista. El Arzobispo Beras Rojas, con la confianza que le era característica, le dijo mientras él pasaba a la sala siguiente:

-“Tú si eres feo. Pero dale gracias a Dios, porque eso te va a ayudar para el celibato”.

9- Patas pesadas

El apodo que le tenían a monseñor Hugo Eduardo Polanco Brito en el Seminario era el de “Pollo”.

Monseñor Polanco, ya Obispo de Higüey, ordena sacerdote en la Basílica al hoy padre Juan de los Santos.

El Arzobispo Octavio Antonio Beras fue ese día a Higüey, sin avisar, como era su costumbre. Se encontró al final de la ordenación en la sala curial de la Basílica, saludando al padre Juan de los Santos. Algo de quebranto corporal, que no era grande, le sucedió al recién ordenado y hubo que llevarlo al hospital.

Las palabras del Arzobispo Beras, según su buen humor, fue dirigiéndose a monseñor Polanco Brito:

-“Pollo, tú si tienes las patas pesadas. Se las acabas de poner sobre la cabeza a ese muchacho y ya lo enfermaste. Lo mandaste al hospital”.

10- Padre abreu

Una de las misiones de los arzobispos es la de conversar con los obispos de su jurisdicción, y escucharlos y servirles de consultor, cuando estos se lo solicitan.

Al padre Abreu, párroco de La Romana, le hicieron muchas donaciones para sus obras sociales (asilos, hogares de niños, escuelas) y les entregaban los documentos a nombre del propio padre Abreu, no de la parroquia. Cuando murió, un miembro de su familia reclamó y dijo que esas propiedades eran de ellos.

Monseñor Polanco les dijo que esas eran donaciones a la parroquia para obras sociales. Un servidor fue testigo de cuando un abogado fue a hablar con monseñor Polanco, estando yo presente, para decirle que llegaran a un arreglo dejando una parte de esas propiedades a la familia y la otra que se quedaran para la parroquia. Recuerdo muy bien cuando monseñor Polanco le respondió:

-“No puedo hacer eso. Esas son donaciones para obras sociales. Sigamos el pleito jurídico. Yo llevaré como testigos a todos los habitantes de La Romana”.

El abogado le respondió: “En ese caso yo renuncio desde ahora a ese pleito. Yo no voy a pleitear con la Iglesia”.

Monseñor Polanco fue un testimonio para mí, a pesar de su larga experiencia en casos muy difíciles, tuvo la humildad de consultar al Arzobispo Beras, uno de esos días que pasaba por la Basílica. Recuerdo ese día. No sé qué le contestó Beras. Sólo supe más tarde, que al regresar a la capital, al pasar por La Romana, fue al cementerio a la tumba del padre Abreu, se detuvo ante ella y dijo: “Carajo, padre Abreu, arregla esa vaina, sino no introduzco tu causa de canonización”. (Nota: cito textualmente para ser fiel a la historia).

Un mes más tarde, ese familiar, cayó muerto de repente al salir de esa casa. Ahí se acabó el pleito y ahí están esos terrenos, ya arreglados legalmente a nombre de la parroquia, dedicados a obras sociales: un asilo, obra de niños y escuela.

11- Hablando

El Arzobispo Beras Rojas era un hombre conversador y acogedor.
Una vez un grupo quería tocarle un tema muy conflictivo, que traería problemas a las comunidades, si lo tocaban. Él rehuía tratar ese tema. Nunca respondía positivamente al grupo que quería tratárselo. Tanto insistieron hasta que les dio audiencia. Los recibió una mañana y se pasó todo el tiempo hablando él solo. Los visitantes no hablaron. Así estuvo toda la mañana. Al final el grupo le dijo:

-“Gracias, Arzobispo Beras por recibirnos. Pero ya es tarde y tenemos que irnos”.

Eso fue todo. Se fueron sin decir más.

12- Con el Papa San Juan Pablo ii, ya cardenal

En el 1979, cuando el Papa Juan Pablo II terminó su encuentro con Obispos, sacerdotes, religiosos y laicos de la vida consagrada en la Catedral de Santo Domingo, en su primera visita a América Latina, camino de Puebla, Méjico, para la Conferencia del Episcopado Latinoamericano, notamos que el Cardenal Beras lo tomó enseguida de un brazo y se pusieron a hablar en voz baja. Luego le preguntamos, yo estaba allí por supuesto:

-“¿Y qué era eso que usted y el Papa conversaban casi en silencio, como un secreto?”.

El Cardenal nos respondió escuetamente: “Lo tomé del brazo y le propuse llevarlo al baño. El Papa me contestó: Usted es un viejo sabio”.

13- Excelencia

En relación con mi nombramiento de Obispo, se repitió esta expresión del Arzobispo Beras Rojas, desde que un Obispo lo dijo en una Misa al presentarme como Obispo recién nombrado, en el Seminario Mayor:

-“Desde ahora, te dirán Excelencia. ¡Ay de ti si te lo crees!”.

14- En la muerte de mi mamá

A la muerte de Mami Nena, en octubre de 1985, me envió una tarjeta, escrita a mano, de su puño y letra, donde me decía:
-“Ya perdiste a tu mamá. Ya eres totalmente libre afectivamente. A mi me pasó lo mismo, cuando murió mi madre”.

Fue la tarjeta que más me impresionó.

15- Desde 1954 a 1990

Mis Memorias son breves, pero profundas y significativas. Van desde mi entrada al Seminario, 1954, hasta su muerte en 1990. Tuve la dicha de tratarlo personalmente en el Seminario Mayor, luego en sus oficinas personales, en el mismo Seminario (en el lugar que le dieron para ese fin), en la sede definitive en el arzobispado, en la calle Isabel La Católica, cuando iba a la Basílica y, finalmente, en su casa de retiro en Santo Domingo.

Conclusión

CERTIFICO que los episodios recogidos aquí de la vida del Arzobispo Cardenal Octavio Antonio Beras Rojas, hacen parte fundamental de Mis Memorias en torno a él.

DOY FE en Santiago de los Caballeros, a los ocho (8) días del mes de diciembre del año del Señor 2021.

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