Dos jóvenes diplomáticos, compañeros de estudios en Oxford, uno alemán y el otro británico, se encuentran al servicio de sus respectivos países en el período previo a la Segunda Guerra Mundial. A partir de un acontecimiento real –en 1938, durante la proclamación de la invasión de Checoslovaquia por parte de Adolf Hitler. Ante la posibilidad de una guerra mortal, el primer ministro británico, Neville Chamberlain, busca una solución pacífica al conflicto y se dan los Acuerdos de Munich, firmados por los líderes alemanes, italianos, británicos y franceses en septiembre de 1938.–, Se crea una trama que procura mostrar las verdades del, para entonces, moribundo imperio británico. Mezcla personajes reales con ficticios que exponen los dilemas de la diplomacia y la geopolítica enfrentados al monstruo nazista que ellos mismos crearon financiando un complejo industrial de armamentos de guerra con la tecnología militar más avanzada de su época, ya en el 1938, dejando obsoletas las doctrinas militares basadas esencialmente en una conducción de la guerra principalmente táctica y operacional. Como todo buen thriller político histórico, nos brinda un telón de fondo: que con Hitler al poder desde 1933 se complicó el cuadro de las relaciones internacionales ya de por sí enrevesado con las apetencias territoriales de Alemania, Italia y Japón, la declarada irritación de la URSS para con sus vecinos fronterizos, la expansión de regímenes autoritarios en Europa, y las exhibidas intenciones de Inglaterra por añorar el absurdo de un Imperio global en momentos en que se defendía el derecho a la autodeterminación de los pueblos desde el final de la Primera Guerra Mundial. El filme no lo dice, pero el mayor logro del tercer Reich fue la implantación del cáncer del nazismo que continúa a hacer la guerra sin Hitler hasta los días de hoy. Pues bien, esta historia novelada examina a esa propaganda de rememorar la eficacia de la Alemania nazi cuando en verdad fue y es la mentira mejor contada del siglo XX. Una película sobre la diplomacia de crisis, que, ambientada en una época pasada, gana lados bastante presentes tal cual el match Rusia-Ucrania, y al mismo tiempo despliega hipótesis revisionistas que aún cautivan. El punto más interesante es precisamente lo que le da valor al filme: la exposición del Acuerdo de Munich que en verdad estuvo matizado por una política de apaciguamiento, si se juzga desde el punto de vista del aplazamiento, en que se ganó tiempo para que Inglaterra se preparara para la guerra. En Netflix.
HHHH Género: thriller político. Duración: 123 minutos.

Posted in Crítica Cine

Más de cultura

Más leídas de cultura

Las Más leídas