¿Historia de venganza y supervivencia? Sí. Largamente tratados en el cine y que aquí surge de una historia real y que profundiza más allá de lo meramente trillado. Con un gustillo de aventura épica vamos asistiendo a las respuestas dramáticas que le da la trama, donde cada escena nos impulsa a la siguiente, que fluye con sencillez y revela la crueldad y salvajismo de inicios del siglo XIX, cuando surge y se establece la burguesía y la clase media. Entonces, DiCaprio interpreta a un guía y cazador contratado por un burgués que a su vez responde a un esquema político y militar que explotaba los recursos de territorios pertenecientes a tribus indias de esos tiempos entre USA y Canadá. Eran los tiempos de la organización jurídica y económica de los cimientos del capitalismo contemporáneo como efectos de la revolución industrial. Progresaba con fuerza la moral burguesa en el establecimiento de organizaciones comerciales de oferta y demanda que a su vez traerían la segunda ola de la revolución industrial. Las pieles eran “oro molido” pues eran la materia prima de la industria manufacturera textil. La importancia y el valor de cada trabajador en la captación de pieles eran sumamente justipreciados, y la de un guía experto lo era más aun porque representaba la seguridad logística del grupo. Ese es el personaje central de la historia en la que había un acuerdo de caballeros para cuidarse y protegerse unos a otros y de no abandonarse nunca. Toda esa cadena se rompe y empieza la lucha por resistir, luchar y enfrentar la perversidad y la barbarie. El filme responde bien a mostrarnos la majestuosidad de la naturaleza al tiempo que se explaya en virtuosismo técnico innovador para que su estrategia narrativa, su estética y su estilo se adapten a ese mundo natural; es obvio que la belleza y exposición del ecosistema ganen preeminencia por encima de las necesidades del cine comercial para grandes públicos. Asimismo, es admirable el performance de DiCaprio que al final rompe la “cuarta pared” con una mirada a la platea que finaliza el filme. La dirección de Alejandro González Iñarritu es infalible, como siempre, superando la calidad dramática del guión que, intuimos, probablemente era mejor en el papel que lo que vemos en pantalla y es que el resultado llena más a los ojos que al corazón.

HHHHH Género: Duración: 156 minutos. Duración: Wéstern

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