Gracias al COVID 19 el periodismo volvió a ser referencia en medio de esta crisis

Desde que apareció internet el periodismo ganó y perdió. Es pérdida la vulgarización y cualquierización, que no es democratización, ¡ojo!. Llegó un ejército de “sabios” sin haber pasado por la más mínima formación lo que implica saltarse el idioma y la ética. Algo muy parecido con lo que ocurre con el “arte contemporáneo” …oui, oui, oui. “Todos somos artistas”, “todos somos periodistas”. Ganó en agilidad de difusión y comunicación interna. Hay que seguir luchando por la calidad.

La pandemia del COVID 19 no solo puso a prueba, y patas arriba, los sistemas de salud precarios de cada país, sino también al periodismo. El sacudión iba desde el riesgo de cubrir las noticias hasta combatir la avalancha de “fake news”, que es lo mismo que decir Noticias Falsas y que siempre han existido, solo que estas de hoy día hay que mencionarlas en inglés por puro esnobismo y transculturación. Ahora resalta la importancia de ambas, aunque compremos 50 millones de vacunas.

Gracias al COVID 19 el periodismo volvió a ser referencia en medio de esta crisis. Todos tenemos el derecho a ser bien informados, pero para ello hay que contar con profesionales de la comunicación.

Orientar, educar, informar es el objetivo del periodismo, que se aprende. Decir que es periodismo serio es una perogrullada porque solo existe el periodismo y los charlatanes que siempre abundan porque se venden.

Aunque muy aislado en mi campo (Guazumal, Tamboril), mi madre traía paquetes de periódicos ya viejos que le guardaban sus amigas “del pueblo” y El Caribe lo devorábamos de arriba abajo hasta que llegaran otros paquetes con el Listín y La Información. Nosotros le dábamos tres o cuatro meses de vida de más a los muertos que hasta ese momento seguían vivos.

El Caribe y La Información, en el campo, servían muchas veces más para envolver yuca en las pulperías que para lectura porque los loros viejos, que eran el 80%, no aprenden a leer ni con las amenazas del Jefe.

Durante la Era de Trujillo había en El Caribe y en La Nación una sección, “foro público” que publicaba a los enemigos del Presidente o los que “caían en desgracia” que sin querer sirvió de inspiración luego, al periódico Patria del 14 de Junio para lo contrario: “Conozca los Calieses” que espantó a miles de chivatos que tuvieron que salir del país o mudarse a otras provincias, a Haití o la isla Tortuga.

Germán Emilio Ornes Coiscou y Rafael Herrera le dieron otra orientación muy diferente que la que traían desde que Stanley Ross se inició en el 1948 y en un edificio de dos plantas en el Conde No. 1. Aunque Stanley no era pariente del Dr. Ross y su famosa píldora, El Caribe, era un purgante al servicio del régimen.
Llegó a ocurrir que el presidente del Partido Dominicano y diputado del Congreso Nacional también era el director del periódico como fue el caso cuando Francisco Prats Ramírez lo dirigió poco antes de la muerte del tirano. Ya La Nación había desaparecido.

No fue color de rosa el período postTrujillo para el periodismo y menos para El Caribe, como lo demostraba, no solo el embarre de tinta que le dejaba a uno cuando lo leía, sino por las implicaciones en contra del Gobierno de Bosch al que acosó contribuyendo a su caída y demostrando el poder de la comunicación manipulada.

Ornes Coiscou se enfrentó a los herederos de la dictadura cuando lo obligaron a salir “bajo censura” y sus columnas en blanco de protesta en 1962. La Junta Cívico-Militar tenía el poder y Humberto Bogaert la presidía. Siguió Coiscou en esa batalla hasta su ida final en 1998.

Sin ningún tipo de titubeos pagó los 200 pesos de multa a dos de sus periodistas acusados de difamación al estos denunciar la venta de arena relacionada con la Fábrica Dominicana de Cemento que realizaba Laíta, hermana de Balaguer.

Ornes Coiscou “…fue un gran defensor de la libertad de expresión…” y anticomunista acérrimo. Se opuso a la suspensión del programa Tribuna Democrática en 1974, un espacio del PRD donde Peña Gómez hablaba por su boca y por los codos. Su norte era el Norte y tanto Bosch como Peña, hombres de pueblo, ya tenían olor a azufre, según él. La desgracia, con “D” de dependencia, del periodismo, es el vínculo con los partidos, y peor con los gobiernos, cuando existe.

Cada edición de cualquier periódico era un edificio fabricado letra por letra al revés en las cajas de plomos, de la misma forma que lo hacían “El Diario” desde 1902 y “La Información” desde 1915 en Santiago.

El Caribe sirvió, con Ornes, a abrir el camino de la democracia, aunque monitoreada desde los Estados Unidos. Así, todas las agencias de prensa que orientaban sobre la política mundial, venían a través de la Associated Press (AP), International News Service, United Feature Service, North American Newspaper Alliance, Worldover Press y otras. Los rusos, chinos y coreanos eran los malos y Sam el bueno. Las agencias fueron parte del programa “cultural” de La Guerra Fría.

Se destacaron como directores de diarios dominicanos Rafael Vidal, Cesar Rojas Tolentino, Armando Lora, Rafael Herrera, Rafael Molina Morillo, Gómez Pepín, Osvaldo Santana, Silvio Herasme Peña y otros.

Manifestaba Coiscou, en uno de sus categóricos editoriales recopilados en cuatro tomos por Enriquillo Sánchez, que “para seguir adelante en esta ardua empresa solo usaremos la verdad (…) El Caribe hará periodismo honesto, periodismo independiente, periodismo…”

Yo, al igual, que mi madre, leía hasta los clasificados, luego recortaba los peloteros para hacer un álbum además de las 25 tiras cómicas que coleccioné hasta no sé cuándo. Así conocí a Bud Fisher a través de Benitín y Eneas y la Gata de Tobita; a Chic Young con Lorenzo y Pepita; a Lino Palacio con Don Fulgencio y Doña Ramona, que no es la misma Ramona de Pancho en Educando a Papá ni la de Condorito.

Y por supuesto, al hacer balance de lo viejo con lo nuevo, son esas tiras la que hacen la gran diferencia, que no tenían nada que ver con guerras ni homicidios, feminicidios, anuncios de promesas de politiqueros. Reírse “era noticia” desde las pendejadas que se les ocurrían a estos dibujantes. Las curiosidades de Robert Ripley, bien dibujadas, era también un hermoso atractivo, aunque haya que mencionar que siempre hubo un desprecio y rechazo por nuestros talentos, en esa área; rechazo a Miche Medina, Teddy, José Almonte, David Morales, Ramón Oviedo, Roger Estévez y otros. En el periodismo nuevo sobra las vanidades sociales, la sangre, los horóscopos… que las tazas de café son más certeras y divertidas.

Con mucha altura, respeto a las opiniones, la tolerancia, aparece un periodismo con voces de opinión desde barítonas a soprano, desde Pedro Conde a Malagón o desde Negro Veras a De la Rosa y Carpio por mencionar algunas manifestaciones diferentes del pensamiento; Orlando Gil, fino y elegante en una buena tinta (ido a destiempo, Requiescat In Pace); Carmencita Imbert, de una exquisitez e inteligencia poco común.

Recientemente se incluía, además de las que vienen directamente desde Los Estados Unidos, las de El País español, así como de RT de Rusia, siempre con el objetivo de que el lector llegara a su verdad. Al bloquearse RT, Sputnik, Ahí les Va, por la guerra de Ucrania, solo tendremos la voz de una campana: Occidente. ¿Volvemos a los 60?

Al hacer la caricatura diaria intento conjugar aquellas 25 tiras en una, con personajes de la vida real, con humor sin ofensa y con un toque de cultura nacional y universal. Se me cumple un sueño antiguo y mayor satisfacción al colaborar en el suplemento Cultura de los sábados.

El reto del periodismo de hoy es mayor por la aparición de los “youtubers”, y las redes. Muchos “conectan” explotando el morbo, el sensacionalismo, la mentira, la manipulación, atractivos para una población todavía con muy baja formación académica y autoestima, por tanto, influenciable.

No se puede hablar del periodismo de la República Dominicana sin mencionar a Goyito García Castro y a Orlando Martínez, ambos asesinados en la Era de Balaguer, ni tampoco los colombianos y mexicanos asediados por el narco. Hay que recordar los noticieros radiales con una calidad y profesionalismo que dan nostalgia, especialmente en el Santiago de Ramón de Luna y Minucha.

Muchos lemas han acompañado en su cabecilla a casi todos los periódicos. Desde el 2017 el Washington Post expresa “la democracia muere en la oscuridad”. El País español de “diario independiente de la mañana” pasó a “el periódico global en español”. El Chicago Tribune, “el mejor periódico del mundo”; El Pravda de Rusia, “obreros del mundo, uníos”; Le Monde de Francia, “el mundo de mañana, hablemos de él hoy”. The New York Times, “All the news that’s fit to print”; Hoy, “Guardianes de la verdad”; Listin Diario, “El periódico de los dominicanos”; Sputnik, “Contando lo no contado”; La Información, “Su periódico de siempre…mejor”; y elCaribe, “Si lo dice elCaribe, es verdad”.

Opinión
La pandemia del COVID 19 no solo puso a prueba, y patas arriba, los sistemas de salud precarios de cada país, sino también al periodismo”.

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