Oriundo de San Francisco de Macorís, Hilario Olivo es un prolífico artista cuyas obras desarrolla en base a un sincretismo cultural. Su formación comenzó en la Escuela de Bellas Artes de su provincia natal, y luego siguió en la Escuela Nacional de Bellas Artes, en Santo Domingo, donde recibió formación más actualizada sobre las artes plásticas, lo cual le permitió desarrollar diferentes técnicas. Norberto Santana, Leopoldo Pérez, Marianela Jiménez, Amable Sterling, Ramírez Conde, Domingo Liz, Elsa Núñez, Guillo Pérez y Gaspar Mario Cruz, y Rosa Tavarez, todos importantes artistas y maestros, fueron parte de sus profesores, a quienes admira, respeta y agradece, por haber sembrado en él “la semilla de hacer bien técnicamente mis obras”.

¿Cómo fueron sus inicios en el arte?
Mis inicios fueron a muy temprana edad. Mi madre laboraba en un negocio y la esposa del dueño, después de escuchar la preocupación que ella tenía por siempre encontrar los cuadernos de su hijo llenos de dibujos y garabatos, le aconsejó inscribirme en la Escuela de Bellas Artes, en donde ella fungía de secretaria. Mi madre así lo hizo y me inscribió en la escuela de Bellas Artes de San Francisco de Macorís, cuando yo tenía siete años. Fueron mis primeros profesores Manuel Valerio, Roberto Flores y Rosa Tavárez, de quienes guardo buenos recuerdos y agradecimientos.

¿Cómo siguió su formación artística?
En el año 1976 me traslado a la ciudad capital en donde continúo los estudios en la Escuela Nacional de Bellas Artes, recibiendo una formación más actualizada sobre las artes plásticas, lo que me permitió desarrollarme en diferentes técnicas. Conocí las diversas tendencias artísticas que existían y que, para mí, en ese momento, eran totalmente nuevas. Ya en la capital pasan a ser mis profesores artistas como Norberto Santana, Leopoldo Pérez, Marianela Jiménez, Amable Sterling, Ramírez Conde, Domingo Liz, Elsa Núñez, Guillo Pérez, Gaspar Mario Cruz y Rosa Tavarez, por segunda ocasión. Todos importantes artistas y maestros, por lo que sus enseñanzas fueron para mí de un valor extraordinario.

¿Cuál ha sido su mayor fuente de inspiración para expresar su talento?
Mis obras conceptualmente se han desarrollado en base a un sincretismo cultural que me ha permitido utilizar signos y símbolos de las diversas culturas que nos han conformado como pueblo, para que mis obras puedan ser identificadas y catalogadas como pertenecientes a ese nuevo arte latinoamericano que surge de manos de grandes exponentes. He procurado no encasillarme en ninguna de las tendencias de las artes visuales, por entender que crean limitaciones. Tomo de ellas lo que entiendo me permiten expresar mi propuesta de manera más contundente.

¿Cuáles fueron sus primeras obras y qué significado transmitían?
Mis primeras obras fueron realizadas en tendencias y técnicas variadas, ya que en esa etapa de la vida un joven artista suele experimentar mucho, en búsqueda de lenguajes con los cuales identificarse. Siento gran pesar cuando las pienso y me percato que ni yo ni nadie podremos volver a verlas.

Cuéntenos sobre sus exposiciones.
Cuando se habla de primera exposición enseguida pensamos en una exposición individual. La mía tuvo la particularidad de que además de ser una individual, también fue una conjunta, como suele llamársele cuando participan dos o más artistas. En el mismo espacio fueron inauguradas las exposiciones de José Ramón Medina y la mía, en el año 1981, en la galería Art Nouveau, la cual era dirigida por el señor Porfirio Herrera. La museografía, en ocasiones hace maravillas, en esa ocasión permitió que en el mismo espacio se pudieran apreciar estas dos exposiciones individuales. La de mayor relevancia fue la segunda exposición individual inaugurada en la galería de arte Paiewonsky, en el año 1984, dirigida por su propietario Ernesto Paiewonsky, quien al igual que Porfirio fue un importante promotor de las artes y de los artistas de la generación de los 80. La misma obtuvo muy buena acogida de parte de la crítica de arte y de los coleccionistas. Esta muestra marcó un antes y un después en mi trayectoria en el mundo de las artes visuales.

¿Cuál ha sido el momento de mayor satisfacción en su carrera artística?
Pienso que los momentos de mayor satisfacción en mi vida artística son todos, por ejemplo, cuando empiezo una nueva obra y la termino, para luego pasar por el filtro cualitativo que suelo someterlas y si logra sobrevivir, entonces ese momento se convierte en satisfactorio. Toda gira alrededor de la obra, ella es quien me satisface, nada al margen de ella, ni premios, ni comentarios favorables.

¿Qué decir sobre los desafíos?
Podría resultar extraño si te digo que aún no lo he tenido, al menos que este sea el poder dedicarme a las artes y aún poder seguir haciéndolo. Mantenerse realizando arte es una lucha constante. En países como los nuestros, a cada instante, en cualquier esquina abarrotada de motoconchos y de un bullicio infernal tropezamos con la piedra del desaliento. Mantenernos vivos, aunque solo sea para morirnos de angustia, es un gran desafío.

Libertad
“He procurado no encasillarme en ninguna de las tendencias de las artes visuales, por entender que crean limitaciones. Tomo de ellas lo que entiendo me permiten expresar mi propuesta de manera más contundente”.

Inicios
“Mis primeras obras fueron realizadas en tendencias y técnicas variadas, ya que en esa etapa de la vida un joven artista suele experimentar mucho, en búsqueda de lenguajes con los cuales identificarse”.

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