Este médico ha sido una figura importantísima en Montecristi. El doctor Julio Rodríguez Grullón escribió: “El Dr. Juan Enrique Kunhardt Oleaga (1918-2006) nació en San Francisco de Macorís, llegó a Montecristi en 1945, poco después de graduarse de médico en la Universidad de Santo Domingo (actual UASD). Estuvo brevemente después de su graduación en el Hospital Rosa Duarte en Elías Piña. Y desde allí vino a Montecristi, a ocupar transitoriamente la dirección del hospital y terminó quedándose en la Ciudad del Morro hasta su muerte, 61 años después”. El doctor Kunhardt ingresó a la universidad en 1937 y se graduó en 1942. Laboró como médico sanitario en Samaná y luego fue trasladado a Elías Piña, donde ocupó el cargo de director interino del hospital. Al llegar a Montecristi ocupó la dirección del hospital Padre Fantino que se encontraba en un edificio de dos plantas ubicado en la calle Rodríguez Camargo y propiedad de la señora Amada Solano, según escribió en el diario Hoy digital Ezequiel García en 2006.

Kunhardt era un hombre trabajador, servicial, amable con todos, director que vivía en la esquina frente al hospital y estaba de servicio prácticamente las 24 horas del día. Nunca lo oí quejarse de que tenía exceso de trabajo, según señala el doctor Rodríguez Grullón, nativo de Montecristi. Sigue su relato: “Como estudiante de medicina que asistía al hospital, doy testimonio de que Kunhardt trataba a todos sus pacientes con la misma amabilidad, ya fuera la Comisionada Especial Fronteriza, Isabel Mayer, ya fuera el más humilde de los habitantes del pueblo. Era un médico clínico sagaz, hacía diagnósticos certeros con poca ayuda del laboratorio y ni hablar de su habilidad quirúrgica. Con un equipo de anestesia Ombredanne, usando éter de anestésico y con dos sets quirúrgicos de esa época, Kunhardt realizaba apendicectomías, colecistectomías, histerectomías, prostatectomías, cesáreas, reducía fracturas óseas y luego les ponía yeso.”

En 1954 se construyó en Montecristi un nuevo hospital que siguió llevando el nombre del Padre Fantino Falco, meritorio sacerdote que vivió en Montecristi desde 1903 a 1907, desarrollando una gran labor apostólica. Ese nuevo hospital fue equipado con un moderno equipo de rayos X y de fluoroscopía, por lo que pronto en toda la región y luego en todo el país asistían pacientes en busca de diagnósticos por “los rayos de Kunhardt”. Era un médico completo tanto en lo clínico como en lo quirúrgico, lo que motivó a pacientes de todo el país y hasta del extranjero a trasladarse a la ciudad de Montecristi para ser tratados por el doctor. Fue además un alma generosa, que nunca negó un tratamiento a nadie por dinero y que estaba siempre presto a atender cualquier necesidad. García Tatis escribió: “Con inquietudes y curiosidades por la ciencia y la mecánica, cuando fue presidente del Ayuntamiento y se dañaba la planta de agua, situada en El Puente, él iba e indicaba cómo repararla. También reparaba el reloj del Ayuntamiento y en su casa nunca necesitó plomero ni electricista. Su curiosidad lo llevaba a desarmar los radios y, luego, armarlos para conocer su funcionamiento. Cuentan que, una vez venía a Santo Domingo en un carro que le compró a doña Isabel Mayer. El vehículo se dañó a la altura de Navarrete y Kunhardt le indicó al chofer cuál pieza él creía que había fallado, acertando en su estimación.”

Luego de la muerte de Trujillo, muchos políticos se acercaron a él, y llegó a ser gobernador durante uno de los gobiernos de Joaquín Balaguer. Falleció en 2006 tras una vida de servicios intachable a la comunidad, tanto como ciudadano como médico, orgullo junto a su familia de la región noroeste de nuestro país.

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