Han titulado la exposición “Ser Oscar de la Renta” en infinitivo, ¿alguna razón particular?

Sara Hermann: Una de las tareas más difíciles es titular algo. Y una exposición es bastante compleja de nombrar, y si a eso le sumamos la complejidad de ésta, reconozco que ha sido una labor intensa de un equipo de trabajo. Como decía Oscar, el proceso creativo es el trabajo en equipo. Así, nos planteamos “Ser Oscar de la Renta”. Ser es el más general de los términos. En verbo y en infinitivo implica más que la presencia material de una persona; plantea una presencia espiritual. Ser Oscar de la Renta es ser humano, ser dominicano, ser transnacional, ser íntegro, ser familiar, ser amigo.

De seguro este proyecto expositivo implicó un amplio proceso de investigación…

Joel Butler: Así es. Se realizaron más de 50 entrevistas que incluyen familiares, compañeros de estudios y amigos de la adolescencia del diseñador. También se contó con los testimonios de personalidades nacionales e internacionales que fueron clientes y amigos de Oscar de la Renta, a los que se suman los de personas que trabajaron a su lado, tanto en moda como en sus otros proyectos. Durante el proceso de investigación se realizaron varios viajes para estudiar en detalle los fondos de instituciones como el Savanah College of Arts and Design, Kent State University Museum y el departamento de colecciones especiales del Fashion Institute of Technology, así como otras colecciones que se consultaron por vías digitales como la del Anna Wintour Costume Institute y el Museo del Traje de Madrid, entre otros.

¿Cuáles elementos definieron la curaduría de esta exposición?

Sara Hermann: La moda, como elemento discursivo y componente cultural, es un tema rico y con posibilidades de abordarlo de variadas formas, es a su vez una cantera de investigación muy particular. Y si a ese hecho se le suma la pluralidad del personaje Oscar de la Renta, entonces como consecuencia, hay también múltiples dimensiones investigativas que teníamos que abordar y que además implican un equipo de trabajo. Es un esfuerzo colectivo y que se ha desarrollado en lugares y momentos diferentes. Las fuentes han sido variadas: museos, instituciones académicas, archivos…El equipo ha incluido personas de diferentes antecedentes y formaciones, y ha abarcado muchas voluntades. Preguntas que quizás no nos la habíamos hecho antes, han jugado un papel fundamental: ¿Qué implica el proceso de diseño? ¿Para qué se diseña? ¿Qué habilidades o capacidades entran en juego al momento de diseñar? ¿Cómo el diseño articula nociones de identidad, cultura y modos de vida?.

En la exposición se exhiben unos 50 vestidos. ¿De dónde provienen?

Joel Butler: Además del inmenso apoyo del Archivo Oscar de la Renta, que ha prestado una muestra retrospectiva de vestidos y accesorios de la marca, en esta ocasión contamos con préstamos provenientes de las colecciones de personalidades internacionales como Hillary Rodham Clinton, Laura Bush, Barbara Pierce Bush, Sarah Jessica Parker, Oprah Winfrey y Taylor Swift. A estas se suman figuras importantes de la sociedad dominicana que tuvieron relaciones estrechas con el diseñador como es el caso de varios trajes prestados por las familias Rainieri y Vicini.

¿Bajo cuáles criterios de seleccionaron las piezas?

Molly Sorkin: El archivo tiene más de 2,000 trajes que datan de la década de 1960 hasta la actualidad. Trabajamos muy de cerca con el Centro León para seleccionar los trajes que se ajustaran a los temas y parámetros de la exposición, y que representen el inmenso talento de Oscar. Las telas, colores y texturas jugaron un papel importante en el proceso de selección, ya que se conoce por sus exquisitos textiles. Esta ocasión también ha sido una gran oportunidad para incluir piezas que no se han mostrado antes.

¿Algún proceso particular para su exhibición?

Jennifer Park: Las exposiciones de moda requieren una intensa preparación para el proceso de instalación. No se trata de colocar los trajes en los maniquíes, simplemente. Mientras que el cuerpo humano se puede moldear con ropa interior, la superficie rígida del maniquí implica la construcción de una estructura de soporte para el traje. Es una labor minuciosa que conlleva tiempo.

¿Cuáles fueron los principales desafíos museográficos?

Leticia Moronta: En primer lugar, el hecho de trabajar dentro un medio sobre el que no conocíamos a profundidad sus implicaciones y requisitos. Es decir, trabajar moda y textiles, que en términos de conservación, construcción y montaje tienen requerimientos distintos al de las obras de arte con las que acostumbramos trabajar. La temperatura, humedad e iluminación conllevan un manejo muy específico. Por otro lado, en este proyecto contamos con un sinnúmero de especialistas en distintas disciplinas, y el reto ha sido coordinar y trabajar con todos a la vez para lograr una actividad armoniosa en la que cada uno se enriquezca del otro.

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