Un documento histórico excepcional: Informe de la comisión enviada desde China para establecer la condición de los chinos culíes en Cuba, 1874

En los artículos anteriores, analizamos en términos generales las condiciones de los nuevos inmigrantes culíes a Cuba. Estudiamos la coyuntura que hizo posible esa migración desde los cambios en los países europeos que demandaban una creciente fuerza de trabajo, en parte como resultado de las profundas transformaciones que estaban ocurriendo en el capitalismo internacional, así como de la política de Inglaterra de eliminar la trata de esclavos y la esclavitud misma. España era signataria de varios de los acuerdos ingleses para la eliminación de la esclavitud, mencionemos el de 1835, por el cual España recibió 400, 000 libras esterlinas para facilitar la implementación de las políticas y las prácticas para eliminar la trata transatlántica de esclavos negros. Pero las investigaciones han revelado su oposición a la eliminación de la trata, especialmente en un período de crecimiento de la industria azucarera cubana. Además, las presiones inglesas y la disminución en la importación de los esclavos africanos generaron un encarecimiento de esta mano de obra. Eso facilitó la transición a la “trata amarilla”, pues los costes de los culíes eran muy bajos comparados con los esclavos negros. De manera que es evidente, que la nueva fuerza de trabajo venía a paliar una situación de creciente disminución y elevados costos de los esclavos negros.

Diferentes a los esclavos, los culíes, eran trabajadores libres, que habían firmado un contrato por 8 años de servicios y salarios de 8 pesos mensuales, o 4 pesos mensuales en otros casos. Más comida, ropa y alojamiento provisto por la firma que los transportaba a Cuba. Su tratamiento fue similar o peor que el de los esclavos, pues fueron sometidos a un “infernal cautiverio, en la cual la sobrevivencia diaria era casi un imposible”, las relaciones laborables llevaban a una explotación despiadada, los castigos corporales y la abusiva conducta de los dueños de plantaciones y mayorales condujo a una situación de desesperación para los culíes.

De ahí proviene su sempiterna actitud de resistencia, pues eran vejados, vendidos, revendidos, arrendados, cedidos y llevados a trabajar en haciendas, plantaciones, líneas férreas, talleres para la confección de tabaco, etc.1.

Pero las formas de resistencia con la que los culíes enfrentaron esta situación fueron múltiples y variadas, pues rechazaron la explotación despiadada, la marginación, la total deshumanización y la mercantilización de que eran víctimas. Promovieron protestas, asesinatos, robos, asaltos, le pegaron fuego a los cañaverales y otros actos de sabotaje pequeños y grandes, como fingirse enfermos, destruir las herramientas, y limitar los ritmos de trabajo, los cuales ocurrían regularmente en plantaciones y lugares de trabajo. Para 1872, las cifras de los culíes cimarrones ascendieron a 8, 380 de una población de 58,400, lo que equivalía a un 14.32%.2. Los suicidios se convirtieron en ocurrencias permanentes en las áreas de trabajo, demostrando cómo se convirtieron en agentes activos de su propio futuro, no recibiendo pasivamente el destino de Cuba.

La resistencia se iniciaba saliendo desde Macao, pues las condiciones de transportación eran horrendas. “Barcos, goletas, fragatas salían desde Cádiz, Sevilla o Santander, bordeando África y haciendo rumbo a oriente una vez pasado el cabo de Buena Esperanza y así hasta Filipina. Allí negociaban las mercancías traídas desde España y se iban a Macao, donde estaban los culíes almacenados”3.

Entre 1847 y 1874 más de 140, 000 culíes arribaron a Cuba, 16, 000 murieron en la travesía. La tasa de mortalidad de estos viajes era extremadamente alta, se calcula 10% para los esclavos africanos, pero para los culíes la tasa era de 28% en el viaje hacia Perú, cuya media en el tiempo de viaje era de 114 días 4.

El tratamiento que recibían los culíes se hizo público y llegó a oídos de los gobernantes chinos de la dinastía. El caso de los inmigrantes chinos se convirtió en parte de las múltiples protestas que se desarrollaron durante las guerras del opio y las intervenciones de las potencias europeas en China. En esta coyuntura, las relaciones entre España y China se desarrollaban en un ambiente de tensión, discutiéndose entre ambos países la migración de los culíes a Cuba y los frecuentes abusos de que eran víctimas. Los españoles negaban todos los cargos. Otros países jugaron un rol relevante, como es el caso de Estados Unidos, que propuso la creación de la Comisión para revisar estos conflictos. Samuel Williams, secretario e intérprete de la legación americana, propuso una visita a los lugares de trabajo.

Las aspiraciones de España para establecer una comisión bilateral, China-España, fueron superadas, y la misma quedó integrada por la Gran Bretaña, China y Francia.

En septiembre de 1873, una corte en China sancionó la investigación, quedando España fuera de la misma. Finalmente se organizó una delegación de tres miembros, integrada por Chen Lan Pin, presidente de la Comisión, A. McPherson, comisionado de Aduana de Hawkow y A. Hubert, comisionado de Aduanas en Tientsin. Es precisamente a través del libro de Liza Yun, y de otras publicaciones que conocemos los detalles e interioridades de la Comisión5.

El presidente de la Comisión arribó en Cuba un 17 de marzo y trabajó hasta mayo el 8 de 1874, completando una investigación que lo llevó a recibir testimonios orales de 1, 176 chinos y 1, 665 proveyeron testimonios escritos de ellos mismos o de otros culíes.
Es a través de estos testimonios orales y escritos que conocemos la experiencia infernal por la que atravesaron los integrantes de esta diáspora china en Cuba. El documento producido fue el Informe de la Comisión enviada desde China para establecer la condición de los chinos culíes en Cuba.-18746.

Para el próximo artículo, examinaremos algunos de los casos discutidos en este valioso documento para los investigadores de la diáspora china en el Gran Caribe.

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1. Muchas de las informaciones provienen del libro de Yun, Lisa, The Coolies Speaks, Chinese Indentured Labors and African Slaves in Cuba. Philadelphia, P.A. Temple University Press, 2008). Así como también el artículo de Elisa Gómez Pedrajas, Tráfico y Explotación de Seres Humanos Coolies, www.ascagen.ES.>coolies.B pdf, Liza Yun, Chinese Coolies and Africans Slaves in Cuba, 1847-1874. Journal od Asian American Studies, vol. 4, nomb.2, june 2001. Pp. 99-122. John Hopkins University Press
2. Benjamín Narvaez, Chinese Coolies in Cuba y Peru; Race, Labor, and Inmigration, 1839, 1886. Dissertation University of Texas, Austin, 2010. Cap. 5.
3. Gómez Pedraja, p.1
4. Gómez Pedraja, Pp.2-3.
5. Yun, Lisa, The Coolies Speaks Chinese Indentured Labors and African Slaves in Cuba. Philadelphia, P.A. Temple University Press, 2008). P. 36
6. Gómez Pedraja, Pp.10-12.

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