En su mensaje a la nación dijo que su gobierno había recibido el “poder en medio de una crisis económica tan profunda y compleja”, habló también sobre varios proyectos de leyes que sometería al Congreso Nacional para la recuperación de la economía

Hoy concluimos con esta entrega especial sobre los discursos de rendición de cuentas de los pasados dirigentes de la nación ante la Asamblea Nacional cada 27 de febrero, en la página de hoy, rememoramos la disertación inaugural del presidente Salvador Jorge Blanco, del cuatrienio 1982-1986.

Llegada al Poder de Salvador Jorge Blanco

Salvador Jorge Blanco ganó las elecciones generales celebradas el 16 de mayo de 1982 junto a su compañero de boleta, Manuel Fernández Mármol, candidato a la vicepresidencia de la República, frente a su oponente, Joaquín Balaguer, candidato presidencial del Partido Reformista (PR). Jorge Blanco, tomó juramento el 16 de agosto de 1982.

A continuación copiamos textualmente algunos párrafos del discurso de rendición de cuentas del presidente Jorge Blanco ante el Congreso Nacional, el 27 de febrero de 1982:

“La ceremonia que celebramos en estos momentos no tiene precedentes en la historia nacional. Nunca había ocurrido en nuestro país que un Gobierno elegido libremente por voto directo y con participación plena de la oposición, traspasare el Poder a otro Gobierno de naturaleza democrática similar y surgido de una consulta popular con características fundamentalmente idénticas y hasta superadas a las ya señaladas. Además, había que agregar como dato histórico singular que nuestro Gobierno surgido del esfuerzo del mismo partido, habiendo nosotros salido triunfadores en una consulta electoral que se ha convertido en ejemplo de pulcritud, pues aunque el Gobierno que nos antecede se originó en nuestro propio Partido Revolucionario Dominicano, en ningún momento obtuvimos ni tampoco solicitamos, los recursos gubernamentales o la fuerza del Poder, para favorecer nuestra elección”.

“Un reciente, trágico y doloroso suceso sirvió, sin embargo, para poner aún más de manifiesto la vocación democrática del pueblo dominicano, pues la sucesión presidencial se operó pacíficamente, en las manos del licenciado Jacobo Majluta, quien ejerció cabalmente y plenitud sus atribuciones constitucionales presidenciales hasta llegar a estos momentos trascendentales con la feliz coincidencia de que mediante voto popular, ostenta, por su condición de senador, la presidencia de esta histórica Asamblea Nacional.

“Nunca como ahora le había tocado a un Presidente de la República, recibir el poder en medio de una crisis económica tan profunda y compleja, como por la que actualmente atraviesa el pueblo dominicano, consecuencia de los graves desaciertos del gobierno que hoy finaliza y de factores internacionales ajenos a la voluntad gubernamental. Estamos recibiendo el Estado dominicano en plena quiebra material y también moral. Sin embargo, nada de eso será óbice para ejercer el poder, anteponiendo los intereses nacionales a los intereses del Partido, de grupos o de individuos. Nosotros hemos llegado a la presidencia para poner en juego nuestra vocación de servicio frente toda la colectividad nacional; no para servirnos, en modo alguno, de la alta posición en que el pueblo, libérrimamente, nos ha ubicado. Reiteramos hoy, una vez más, que no tenemos tendencias partidarias, que no formaremos ni promoveremos la formación de grupos políticos, ni dentro ni fuera de nuestro propio partido. Y que, de igual manera, no trataremos de reelegirnos.

“Ante esta crisis, urge la toma inmediata de decisiones. Por eso, sin pérdida de tiempo, estamos depositando en el Congreso Nacional, varios proyectos y leyes en el campo económico que ayudarán a enfrentar la presente crisis:

“Llegó la hora en que los dominicanos que más tienen, paguen más impuestos a la Nación. Proponemos un impuesto anual a la propiedad urbana, para que los dueños de solares y casas en nuestras ciudades, retornen al Estado.

“A través de ese impuesto, parte del beneficio que, sin esfuerzo alguno, reciben, al aumentar, continuamente, el valor de su propiedad, gracias a las calles y avenidas que se construyen con recursos de la Nación. Asimismo sometemos un proyecto de ley por medio del cual, cuando se venda o transfiera con beneficios, una propiedad, rural o urbana, una pequeña parte de esa plusvalía sea entregada como impuesto al Estado. Estos impuestos a la propiedad y a la ganancia en la venta de propiedades, existen en la mayoría de todos los países del mundo y su ausencia dentro de nuestro sistema de tributario carece de justificación valedera.

“En el campo del impuesto sobre la renta, estamos sometiendo dos proyectos de ley que reducen los medios de escape del pago de dicho impuesto, por parte de los grupos más pudientes, al establecer topes a las deducciones globales y especificas en el impuesto a pagar y al establecerse aumentos en varias escalas en algunas categorías de dicho impuesto. También estamos sometiendo un proyecto de ley de placas y automóviles para hacer más costoso el uso de vehículos de lujo y de alto consumo de combustible.

“Estamos obligados a consumir menos productos importados, porque sencillamente no tenemos las divisas, oficiales o propias, con que pagarlas y un país no puede seguir aumentando su deuda externa para poder mantener un patrón de consumo de artículos extranjeros por encima de su condición de país pobre. En consecuencia , estamos sometiendo un proyecto de ley por medio del cual se establece un impuesto adicional, temporal, del 10% a casi todas las importaciones que realice el país, así como la obligación del pre-pago de los impuestos de importación amparando un listado de artículos de lujo. Como se ve, ninguno de los impuestos propuestos gravan a los pobres del país y estos impuestos son necesarios para disminuir el gran déficit presupuestal que nuestro gobierno ha heredado.

“El momento, repetimos, es de gran austeridad, pero de austeridad compartida. En consecuencia, permítanos el Presidente de esta Asamblea Nacional hacer llegar a las manos del Honorable Vicepresidente de la misma, en su condición de Presidente de la Cámara de Diputados, un proyecto de ley por medio del cual se congelan, durante un año, todos los salarios en el país, tanto del sector privado como del sector público. Pero como esa austeridad, para que sea justa y defendible, tiene que ser compartida por todos los grupos sociales, tanto los representantes del capital como por los del trabajo, ese mismo proyecto congela también, durante ese mismo año, los dividendos de todas las empresas del país, y además, aumenta la participación de los obreros en las utilidades de las empresas. Finalmente, el proyecto establece que, una vez convertido en ley, el Poder Ejecutivo congelará los precios de los principales productos de primera necesidad, para que los niveles de salarios, así congelados, no pierdan su valor de compra, a través de los Aumentos en los precios de los artículo que consumen los más necesitados de este país.

“Pero como no solo tenemos que tomar medidas de austeridad sino también crear las condiciones para que el capital nacional invierta en fábricas en las zonas francas del país, que tanto empleo generan con tan poca inversión, al tiempo que elimina privilegios irritantes, al uniformar los niveles de exoneración dentro y fuera de la Ley 299 de incentivo industrial, de forma tal que una misma materia prima industrial pague el mismo valor en impuesto de aduanas, no importa quién sea que efectúe dicha importación.

“A la luz de esta situación, en el curso de las próximas horas, mediante decreto, reduciremos los sueldos de todos los servidores públicos con salarios superiores a RD$375.00, comenzando con y castigando proporcionalmente más, al sueldo mensual del propio Presidente de la República, el cual se reduce de RD$ 5,000 a RD$ 3,000, es decir, una disminución de un 40 %.

“Además, nadie en la administración pública, incluyendo organismos descentralizados y autónomos, podrá ganar más que el propio Presidente.

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