En la primera señal el abusador busca controlar los aspectos económicos, psicológicos y emocionales de la víctima
Cada 25 de noviembre, en el Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer, el mundo se une en un llamado a la acción. Para la República Dominicana, este día adquiere un significado particular: el país enfrenta cifras alarmantes de feminicidios y de violencia de género.
En este contexto, conversamos con Abril Arias, psicóloga clínica, terapeuta familiar y presidenta de la Asociación Dominicana de Profesionales de la Psicología (Asodopsi). Su trabajo con víctimas de violencia nos ofrece una perspectiva profunda sobre las señales, barreras y soluciones para este problema.
Es importante identificar las primeras señales que alertan sobre una relación abusiva: dependencia y aislamiento. El abusador busca controlar los aspectos económicos, psicológicos y emocionales de la víctima; en el caso del aislamiento limita los contactos con amigos y familia.
Una clara señal temprana de violencia se manifiesta en las constantes humillaciones, gritos o insultos tanto en privado como en público, no presta atención, ignora o desprecia sus sentimientos y no le permite trabajar nidesarrollarse profesionalmente. Además, empieza a controlar la manera de vestir, y si tienen hijos le amenaza con quitárselos en caso de una separación.
Arias indica que esos comportamientos a menudo se confunden con “preocupación” o “amor”, lo que dificulta que las víctimas identifiquen la toxicidad de la relación. Entre los mayores obstáculos para que una mujer salga de esa situación figura la dependencia económica y factores socioculturales como la sacralidad del matrimonio y el temor a perder estatus social.
Dentro de las soluciones clave para romper con la violencia y prevenirla, Abril indicó varias herramientas como educar en el aspecto psicoemocional en las comunidades vulnerables, promocionar el emprendimiento femenino para fomentar independencia económica y usar la Línea Vida como recurso de emergencia.
Las instituciones, el sistema educativo y la comunidad pueden contribuir a prevenir la violencia de género en el país, a través de acciones como declararla un tema de salud pública, implementar programas que promuevan el buen trato entre los alumnos y los docentes, educar a las niñas y niños en el manejo de sus emociones y en el respeto a los demás, además de atención psicológica para fortalecer su autoestima y amor propio.
En este punto le pregunté: ¿qué efectos psicológicos suele dejar la violencia de género y cómo pueden sanar? “Esto puede generar inseguridad, ansiedad, estrés, depresión, aislamiento, así como el desarrollo de creencias irracionales en la que creen que todos los hombres son violentos, y que no podrán encontrar un compañero de vida adecuado”, dijo Arias.
Abril Arias subrayó la importancia de los hombres en la prevención y solución de esta problemática, ya que en el hogar no solo de ser el proveedor económico de la familia, sino que su deber es enseñar respeto y afecto desde la infancia. En el ámbito público implementar políticas robustas contra la violencia y garantizar sanciones efectivas para los abusadores.
Respecto a los hombres tomadores de decisiones tanto en los aspectos políticos, como legislativos y judiciales “pueden crear espacios de oportunidades laborales a las mujeres para que no sean dependientes económicamente. Desde el punto de vista legislativo, pueden legislar con leyes más robustas que condenen las conductas de violencias que dañan la vida y dignidad de la mujer. En lo judicial, deben asegurarse de imponer las sanciones que correspondan toda vez se vulneren los derechos de las mujeres”.
En la República Dominicana, factores como el machismo, la falta de oportunidades laborales y la ausencia de políticas públicas efectivas perpetúan esta problemática. La solución, según Arias, radica en una sociedad más equitativa que promueva la participación femenina en espacios de decisión.
Un cambio en el manejo de la violencia de género
A través de su experiencia Abril Arias busca inspirar un cambio en la percepción y manejo de la violencia de género. No basta con reconocer el problema: se necesita una acción colectiva para construir un país donde ninguna mujer viva con miedo.