En este destino se capta la receptividad de su personal desde el momento del ingreso

En busca de destinos en la Costa Norte de República Dominicana, encontré “un dos en uno” de agua turquesa en Río San Juan, playas Grande y Preciosa, ubicadas consecutivamente y a 191 kilómetros desde la zona céntrica de Santo Domingo.

Luego de utilizar cómodos parqueos, accedes a Playa Grande, encontrándote con el Politur Jorge Medina, y con el vendedor de joyas del puesto 47, Lao Santos, quienes reciben a los visitantes de diferentes partes del mundo con amabilidad y sonrisas.

Ya dentro del área pasé a disfrutar de la dinámica de los lugareños, me encontré con Francis Almonte, habitante de Río San Juan, quien toma cada día en su rutina de 15 minutos para ir y regresar a su trabajo.

Francis, de 49 años, es administrador de un negocio que se llama Rolly´s Beach Bar, lugar donde se puede tomar un mojito coco chinola, un gin tonic Bombay o Tanqueray, una piña colada u otro tipo de cóctel nacional e internacional.

“Lo que más disfruto de trabajar en la playa es la alegría de la gente; Playa Grande le ofrece mucho espacio para disfrutar, no es pequeña, es bien tranquila. Es importante que el visitante sepa que cuando el viento se pone al norte, se convierte en una playa para surf y hay mucha gente que viene a practicar o a ver a la gente surfear”, expresó el bartender.

En ese puesto encontré a Frances Novalee, una joven de quien me llamó la atención la forma tan particular en la que trabajaba con los pedidos, ya que aparte de estar pendiente de la contabilidad del local, se ocupa de brindar un buen servicio al cliente. Luego de visitarlos me di cuenta de que ella es la mano derecha de su padre y que trabaja con él todos los fines de semana para ayudarle en esos días ajetreados de trabajo.

Luego de un delicioso pescado, arroz, aguacate y tostones, servidos de las manos de Sandro Lantigua, me encontré al presidente de la Asociación de Vendedores de Playa Grande, Ignacio García, quien aparte de vender construye las artesanías.

Me comentó que la gente encuentra que playas Grande y Preciosa son acogedoras, no hay ruidos, hay respeto, atención y buena comida.

“Como presidente vigilo todo y velo por este lugar, porque de aquí he sobrevivido 32 años. Tengo obligatoriamente que cuidarlo, brindar un buen servicio y dejar satisfechos a los visitantes nacionales, a los deportistas, famosos y actores de diferentes partes del mundo que vienen aquí”, dijo Ignacio.

Para personas como Ignacio, ambas playas significan “mucho” porque tienen más de la mitad de su vida viviendo de la playa, por eso la cuidan y se desvelan por ella.

Luego de caminar dos minutos en el entorno, encuentras a Playa Preciosa, un sitio apropiado para los surfistas. En ese lugar se encontraba Junior Gómez, actual Campeón Nacional de Surf en categoría máster.

Junior, ahora de 37 años, tiene seis años entrenando personas tanto en playa Grande como en Preciosa; además de las áreas de Nagua y Cabarete.

En la temporada actual, la gente ve el mar más calmado y acude al área para empezar sus clases teóricas y tener una o dos prácticas. Cuando regresan van con su tabla y disfrutan de lo que aprendieron.

“Aquí vienen a tomar una lección de surf en un área perfecta de arena que no es roca, no es peligroso; hay diferentes spots o rompientes de ola. En cuanto a las olas, me gustan las de Playa Preciosa, disfruto las que son grandes en la parte de atrás del lugar”, informó Junior.

Los clientes invierten por la hora de clases teórica o práctica desde 50 dólares; principalmente las mujeres aprenden cómo nadar, pasar la ola, tomarla, subir y bajar. En el lugar encuentran alquiler de tablas y uniformes de surf dependiendo de la necesidad.

El agua de playa Preciosa es transparente y no está contaminada, según describe Junior, profesor certificado en Cuba por International Surfing Association (ISA); aparte de otros entrenamientos obtenidos en Chile, Perú, El Salvador y Ecuador.

Posted in EstiloEtiquetas

Más de gente

Más leídas de gente

Las Más leídas