La neuropsicóloga Norma Duarte afirma que tanto la víctima como el victimario necesitan ayuda psicológica

Dicen que el rostro de una persona, es su carta de representación y esta es la razón por la que los productos de belleza han tenido tanto éxito en el ámbito femenino. Lamentablemente, en nuestro país, han sido muchas las mujeres que por celos u otras causas desconocidas, han tenido que sufrir en carne propia la desesperación de ver su rostro desfigurado por el “ácido del diablo”, un sufrimiento, que según cuenta la neuropsicóloga, Norma Duarte, no tiene vuelta atrás.

La gravedad de los efectos de este ácido, que es una mezcla de sustancias diversas, dependerá del tiempo que dure sobre la piel, del grado de concentración y de la cantidad que use el agresor.

Hay sucesos que han marcado a la sociedad dominicana, tal es el caso de Yocairi Amarante Rodríguez de 19 años, una joven a la que le lanzaron esta sustancia mientras se encontraba en un carro, siendo su expareja quien dio la orden de cometer el delito pagando 3,500 pesos. De acuerdo con los médicos, deben realizarse alrededor de 20 a 25 cirugías estéticas, para poder lograr que consiga funcionabilidad de las partes de su cuerpo que fueron afectadas.

Otra de las víctimas del “ácido del diablo”, es Esther Eduviges Jiménez, madre de dos menores, quien hace alrededor de ocho años fue agredida por un hombre, que sin mediar palabras fue a su trabajo y le lanzó el líquido en su rostro e inmediatamente huyó, a diferencia de Yocairi, las autoridades aún no han detenido al agresor.

A pesar de que cada ser humano reacciona a los acontecimientos de una manera diferente, en términos psicológicos los efectos emocionales que puede tener esta práctica son indescriptibles e indefinidos, ya que cada ser humano percibe su mundo de acuerdo a los procesos cognitivos y psicoafectivos, tanto de la propia persona como del grupo de apoyo que le esté sosteniendo.

Con relación a las emociones que posee una persona luego de ser víctima de este tipo de ataque, la también psicóloga clínica, explicó que no son simplemente emociones (miedo y frustración), sino que, más bien se trata de un conjunto de sensaciones producto de la inseguridad al sentirse violentado/a.

La directora del Centro Neuropsicológico Nuevo Comienzo, expresó que, desde el punto de vista de la neuropsicología, existe una amplia gama de terapias para que los procesos psicológicos puedan ser sostenidos y lograr “cierto punto de bienestar”, porque a pesar de que la persona jamás será igual aún continua siendo un ser social.

“La sociedad o el círculo donde estas personas interactúan deben ser psicoeducadas con las orientaciones necesarias para el cuidado y el manejo, no solo a través del lenguaje verbal, sino que también necesitan regular el lenguaje no verbal”, dijo.
Además, sostuvo que es conveniente que las personas cercanas a los afectados hagan procesos de empatía para tratar de disminuir el dolor que lleva consigo la persona afligida y de este modo no lo rechacen, porque su rostro no cumple estéticamente con los parámetros esperados la cultura.

De acuerdo a la especialista, hasta el momento, no se sabe por cuánto tiempo debe recibir una persona ayuda psicológica, ya que esto dependerá del estado evolutivo y emocional del individuo.

“Es un proceso bastante complejo para que la persona se pueda rehabilitar y lograr tener el dominio y la autogestión de sus emociones, procesos de pensamientos de bienestar y equilibrio con hábitos de higiene mental. Se necesita la asistencia de múltiples técnicas e incluso profesionales de la conducta altamente calificados que acompañen a las personas y a sus familias”, indicó.

En ocasiones se requiere del acompañamiento de la psicofarmacología para que active la irrigación neuropsicológica, esto puede ser posible por medio de diversos neuro-talleres dentro de los que se encuentran los ejercicios de pérdida o terapia de duelo. “La persona no es ni será jamás la misma”, manifestó.

La también docente universitaria, afirmó que en este proceso la familia siempre será el principal pilar para el sostén emocional. Dice que para lograr un proceso de adaptación se requiere del apoyo de todos, ya que en ocasiones estas personas son rechazadas por los propios miembros de la familia e incluso por los hijos cuando son niños y adolescentes.

“Por lo general son víctimas de bullying (acoso escolar) por parte de sus compañeros y amigos y esto le produce inseguridad y baja autoestima”, expresó Norma Duarte.

Sugerencias

Por otro lado, explicó que las políticas de un Estado responsable deben contemplar un protocolo oficial para hacer un inventario y determinar quiénes tienen la venta o exclusividad de este producto, además del personal que utiliza este químico y sus derivados.

“Las empresas deben contar con la debida documentación para distribuirlo. Realmente hay que atender la seguridad social en términos de voluntad real, no en discursos que se los lleva el viento mientras que la inseguridad continúa afectando a la población vulnerable”.

Intenciones del agresor sobre su víctima

La psicóloga, dice que, a pesar de que existe una amplia gama de variables que confluyen para que una persona pueda dañar a otra y use este “nefasto y desequilibrado” recurso para desfigurar el rostro de una persona, es necesario estudiar cada caso con exactitud para conocer las causas de la agresión.

Comentó que el agresor es tratado como una persona desesperada que requiere asistencia urgente, por lo que recomendó a cualquier ser humano que si en su mente se ha generado el pensamiento de hacer daño, busque ayuda profesional como medida preventiva.

En el caso hipotético de que algún familiar conozca las intenciones de la persona, tiene como deber comunicar o persuadir para que esta decisión no se lleve a cabo.
Destacó que, tanto la tanto la víctima como el victimario necesitan ayuda por igual.

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