El anuncio del Ministerio de Educación de la creación de un Código de ética para regular las relaciones de los docentes y el personal administrativo con los alumnos es de suma importancia. Lamentablemente el bajo nivel educativo de muchos comunicadores y la actitud irresponsable de muchos dirigentes de la ADP pretenden torpedear la implementación del código deontológico docente.

La ética es un análisis racional de las relaciones entre personas para establecer criterios y normas que garanticen la integridad y autonomía de todos los actores involucrados, y compensar la desigualdad de poder en las relaciones. En la interacción ente docentes y alumnos a quien hay que proteger es al estudiante, sobre todo si es menor de edad, y por tanto las normas éticas se deben establecer para limitar el potencial abuso de los docentes hacia sus alumnos en las relaciones académicas o extraacadémicas.
Es por esa razón que el código de ética que anunció el MINERD regulará con precisión las interacciones entre los actores educativos para evitar que un docente intente aprovecharse de su posición de poder sobre los estudiantes en el seno del centro escolar y la prohibición absoluta fuera del mismo.

La docencia es una actividad profesional y ningún profesor o profesora puede desnaturalizarla para jugar roles como: “soy como tu padre o tu madre”, “trátame como un amigo o amiga”, y más grosero aún: “pretender ser su novio o novia”. Un profesor o profesora únicamente puede ejercer su servicio en su disciplina específica y no tener otra relación distinta a la de ser un excelente docente. Si su clase es de matemáticas, por ejemplo, no debe convertirla en una clase de adoctrinamiento religioso, o político, ni comercial.

Proteger a los niños, niñas y adolescentes de los potenciales abusos de sus docentes es una de las responsabilidades más sagradas de las autoridades educativas públicas. El código de ética debe implementarse.

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