En la República Dominicana, durante más de dos décadas, los trabajadores han depositado su esfuerzo, su esperanza y su futuro en un sistema de pensiones que ha acumulado una riqueza gigantesca. Según las estadísticas presentadas por la Asociación Dominicana de Administradoras de Fondos de Pensiones (ADAFP), al mes de abril de 2025, los fondos administrados por las AFP ascienden a más de RD$1,157,294 millones. Esta cifra monumental no solo representa capital financiero, sino años de sacrificio, jornadas laborales, contribuciones mensuales y sueños de dignidad en la vejez.

Sin embargo, a pesar de la magnitud de estos fondos, los verdaderos dueños de ese dinero —los trabajadores dominicanos— siguen enfrentando una realidad de desigualdad financiera. Las ganancias que este sistema genera, que superan los RD$8,000 millones anuales para las AFP, no se traducen en una mejora sustancial en la vida de los trabajadores.

Ante este panorama, proponemos una idea transformadora, profundamente justa y necesaria: la creación del Banco de los Trabajadores de la República Dominicana, una institución financiera con participación pública y privada, capitalizada en parte con los beneficios que generan los propios fondos de pensiones.
Esta no es una idea utópica ni inédita. Países como Guatemala han implementado exitosamente modelos similares. El Banco de los Trabajadores de Guatemala (Bantrab) creado con el propósito de ofrecer servicios financieros accesibles, dignos y solidarios a los trabajadores, hoy Bantrab, es una de las entidades más rentables y sólidas del sistema financiero guatemalteco, un verdadero ejemplo de cómo los recursos de los trabajadores pueden ponerse al servicio del desarrollo humano y económico.

¿Por qué no nosotros?

El Banco de los Trabajadores en nuestro país podría ofrecer créditos blandos para adquisición de viviendas, educación, emprendimientos, salud, refinanciamiento de deudas, servicios de ahorro e inversión, y otros instrumentos que ayuden a mejorar la calidad de vida de millones de dominicanos y dominicanas. En conclusión, esta propuesta no implica poner en riesgo los fondos de pensiones. Todo lo contrario: significa darle un uso social, transparente y productivo a una porción de sus beneficios. Por ello, hacemos un llamado a la Comisión de Seguridad Social del Congreso Nacional para que incluya en la próxima reforma a la Ley No. 87-01 sobre Seguridad Social, la creación del Banco de los Trabajadores. Es tiempo de justicia, es tiempo de devolver el poder a los dueños de los recursos, los trabajadores.

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