Llamativo, la proliferación de tiendas de licores en Santo Domingo. La expansión de estos negocios, algunos dispuestos en instalaciones de gran amplitud y vistosidad debería preocuparnos. Somos una nación de libre empresa; la venta de bebidas alcohólicas es negocio lícito, el etanol es una droga legal, cierto. Pero un excesivo consumo de alcohol es lo que menos necesitamos aquí, sobra decir. Tenemos altos niveles de accidentes de tránsito, delincuencia, violencia doméstica y contra la mujer, y aunque somos un país sin estadísticas en estos temas, se reconoce asociación entre esos fenómenos y las drogas, entre ellas el alcohol. En una sociedad mínimamente organizada, esta tendencia de tiendas de licor a diestra y siniestra no sería aceptada así por así, generaría siquiera reflexión.

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