La vida está compuesta por etapas, momentos y facetas. Cada uno los vive según sus capacidades y en ellos inciden la personalidad, carácter y circunstancias individuales.

Es diverso el acontecer de la vida y son comunes las caídas, pues las cosas, no siempre salen como planeamos. La buena noticia es que esos desplomes suelen convertirse en oportunidades para mejorar, enmendar, recapitular e innovar.

Cuando caemos se impone levantarnos, y el esfuerzo que empleamos en ello, nos permite sacar nuestras fortalezas y audacia y, en el camino, nos vamos haciendo resilientes. Finalmente, las caídas nos aportan herramientas necesarias para el crecimiento personal y espiritual.

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