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Segundo acto: En medio de nuestro susto y preocupación por la peligrosa situación, nos comunicamos con el amigo “arreglatodo”. “Vuelvo mañana” (domingo) a verificar, dijo. Se apersonó tras buscar infructuosamente –contó- la pieza faltante en Herrera. Reforzó el trabajo provisional y partió dejando la estufa supuestamente hábil para usarse, excepto la zona dañada. Mi doméstica asiste en domingos, preparaba locrio de pollo y habichuelas cuando repentinamente debió correr despavorida a cerrar el tanque de gas. Era el segundo evento: fuego en la estufa desde el lado supuestamente aislado. Imposible cocinar y para colmo, el microondas se dañó también. Restaba esperar al lunes, con la pieza “salvadora”, el “técnico” arreglaría la estufa definitivamente y final feliz. Pero la historia fue diferente.

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