En este país de “operativos”, cada vez que está en auge la delincuencia la medida recurrente es reforzar el patrullaje policial, aumentar el número de agentes en las calles e incorporar a los militares y unidades policiales élite a la labor de prevención del delito.
Es la respuesta tradicional y ahora de nuevo en vigencia. Tenemos militares apostados con armas de guerra en centros comerciales, lo que no debería ser, pero es el recurso efectista ante la delincuencia desbordada. Probable que tengamos cierto respiro, lo impredecible es cuánto durará.
No será la última vez. Mientras nos mantengamos improvisando, actuando coyunturalmente en vez de enfrentar la delincuencia con políticas firmes, estaremos siempre sujetos a “operativos”, igual a de tumbo en tumbo. l
