Terminó julio, mes pavoroso de la crisis sanitaria (sumó 381 fallecidos; 33,718 infectados por covid-19 al jueves 30), y que concluyó además con el paso por el territorio nacional de la tormenta, ahora huracán, Isaías: un muerto, daños a la agricultura -ya alicaída por la pandemia-, acueductos afectados y zonas incomunicadas por inundaciones, entre otros daños humanos y materiales. Agosto obliga a una perspectiva de esperanza. En el caso del fenómeno atmosférico, resulta que tormentas, huracanes tropicales son factor necesario del sistema de lluvia y más lluvias hacen falta, definitivamente, pues desde hace tiempo la sequía se vuelve la norma. En cuanto al desastre del covid-19, la esperanza la marca el nuevo gobierno que iniciará en 16 días y promete aplicar una estrategia distinta. Roguemos.

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