La tónica en la Europa actual es el avance de extrema derecha y xenofobia, a lo cual se ha unido ahora también Suecia, que celebró recientemente elecciones, para estupor de muchos, por tratarse de un país que se había ganado fama universal de tierra modélica liberal y superpotencia humanitaria, que estaba por encima de egoísmos nacionales y xenofobia. Ahora resulta que también en el admirado país, pese a poco desempleo y Estado social aún efectivo, ha aumentado la brecha entre ricos y pobres y también a los suecos, como a otros europeos, les atormentan la inseguridad y el miedo a perder su bienestar. Es cosa de la era, indudablemente ya no es como antes ni siquiera en la noble Suecia.