Así como el apuñalamiento, hace un par de semanas, del escritor indio Salman Rushdie nos hizo evocar los 80, ahora lo ha hecho también el fallecimiento de Mijaíl Gorbachov, quien entró en la escena mundial en 1985 como líder máximo de la desaparecida Unión Soviética y pasó a la historia como último jefe de ese Estado. Aunque comprometido con sus ideales socialistas, decidió que había que reformar la centralizada y estancada economía, e instituciones políticas de la URSS. Impulsó la famosa perestroika (reconstrucción), mayor libertad de empresa, e igualmente la glasnost (apertura), más libertad de prensa, expresión y opinión, y transparencia estatal, y que también apuntó a desarme, distensión mundial y fin de la Guerra Fría.

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