Las campañas sucias han sido corrientes en procesos electorales. Recordamos el vídeo editado donde Juan Bosch, candidato del PLD, aparecía diciendo: “Yo no creo en Dios”, que, claro, tuvo impacto en un país que valora mucho la creencia religiosa. Más de 30 años después, en la recién pasada campaña registramos un hito histórico en ese sentido: la primera campaña electoral sucia con el nuevo recurso tecnológico de la inteligencia artificial: un audio donde se oía a Luis Abinader decir que, de ganar, promovería inmigración haitiana masiva, otro tema sensible en el país. No era más que una declaración falsa con la voz de Abinader sintetizada; obra y gracia de la IA.