Señor director. El 2021 sin dudas que entró por la puerta grande, el muy esperado por todos, al que se le tendió una alfombra roja a muy alto precio, con lágrimas de sangre, y dolor de muchas ausencias…
Fue recibido con los mejores deseos de cambios para bien colectivo, y con un grito al unísono de !salud!

Esto porque el 2020 nos ha obligado a limpiar la casa interior, y abrir de par en par todas las ventanas del olvido, para ventilar las culpas y nuestras indiferencias, y para recomponer muchas almas rotas.

Ahora sabemos apreciar nuestra salud, la familia, los amigos, la solidaridad y el trabajo colectivo, todo esto por encima de lo banal, y aprendimos a prestarle más atención y cuidados a nuestros semejantes, a la naturaleza y a toda la vida que nos rodea.

El 2020 nos ha enseñado a valorar con creces un abrazo, una sonrisa, un buen apretón de manos, un beso…

Durante muchos años de inconsciencia, jugamos a la ruleta rusa y salimos agraciados, pero un día la suerte se nos acabó, fuimos demasiado lejos en contra de la naturaleza y de nuestra propia existencia, mutilamos la humanidad, la herimos de muerte y hoy agoniza y pide desesperada clemencia. Una clemencia que no merecemos.

Me parece que esa será la nueva consigna a tener en cuenta, la clemencia, ya que antes no sopesamos su ausencia, ahora valoraremos con creces nuestro error y seremos clementes ante el dolor ajeno y ante toda adversidad de la vida, pues constatamos que ningún lugar está lejos, somos un mismo pueblo llamado humanidad, y en ninguna parte estamos a salvo.

El 2021 nos dará esa brecha de optimismo para tomarnos el pulso y ver qué tanto aprendimos y qué tan conscientes nos hicimos…

Pero ojo, ante cualquier indicio de olvido y de volver a lo mismo, no habrá perdón ni vuelta atrás, pues será nuestro propio accionar quien nos sepulte bajo el barro sin piedad.
Idalia Harolina Payano Tolentino
CARGO

General y agentes Digesett

Estimado señor Santana. El incidente del general con los agentes de la Digessert (AMET) abre un capítulo interesante, pues desde la Dictadura o antes se tuvo a la Policía Nacional como un organismo militar, y sus funciones son las de un cuerpo armado civil armado, razón por la cual en el organigrama del gobierno es una dependencia del Ministerio de Interior y Policía. Es hora de que borremos esa imagen.

Es cierto que los generales de las Fuerzas Armadas se merecen nuestro mayor respeto, pero hacer valer su jerarquía para evitar una multa cuando se está en franca violación de la Ley desdice de sus funciones en cuanto a “Asegurar el cumplimiento de la Constitución y las leyes” tal y como dice en Objetivos Específicos, página Web del Ministerio de Defensa.

Otro elemento interesante que deja ver este incidente es que una parte de la ciudadanía ve con buenos ojos el comportamiento del general aduciendo respecto a su condición de tal, lo que ha llevado de desvirtuar lo importante que es la violación de la Ley: ¿Se debe ser indulgente con aquellos que la violen, sin importar posición social, rango o si se es o no funcionario?
Leonardo Díaz Jáquez
Ciudadano

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