El dinero que aporta el contribuyente no tiene doliente, porque ocurren cosas, como la modificación antojadiza de la ley de los municipios para que las alcaldías tengan un bajadero para subir sueldos. Es una bellaquería aumentar del 25% al 30% el porcentaje reservado al pago de nómina y eliminar la obligatoriedad de destinar 5 % de las recaudaciones a programas de educación y salud, y utilizarlo a discreción. Redondearon un 10% adicional para nómina, una burla porque metieron de contrabando el cambio de esa parte de la ley que ni siquiera estaba contemplado cuando se invocó la necesidad de llenar el vacío legal que produjo la renuncia del alcalde y la vicealcaldesa de La Vega. ¡Cuánta voracidad para un rol, como el de regidor, que se ejercía de manera honorífica!