Aquí sabemos que la Dirección General de Impuestos Internos (DGII) es poco grata entre cierta clase de contribuyentes, tanto así que quisieran pulverizarla. Y como no pueden, canalizan sus pesares de la forma menos imaginada, inclusive, mediante solidaridades políticas. Siempre una apuesta a un “cambio favorable” será mejor. Ahora que la DGII se alía con la Oficina del Departamento del Tesoro de Asistencia Técnica (OTA, siglas en inglés) del Gobierno de los Estados Unidos para luchar contra la evasión y defraudación fiscal, tienen que estar como el Diablo. ¡Y qué bueno! Esos ilícitos requieren respuestas fuertes, especialmente cuando la Administración ha preferido la eficiencia recaudatoria a nuevas cargas que afecten a los más débiles.

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