Para los estrategas del Gobierno es un dolor de cabeza cada vez que un funcionario emite declaraciones “de su propia inspiración” que colocan en los primeros planos temas que nada tienen que ver con lo que les interesa posicionar al propio Gobierno y que en ocasiones hasta los contradicen, verbigracia el ministro de Economía que ha sido tendencia toda la semana. El miércoles el desenfocado fue el director de Salud Mental de Salud Pública en el abordaje de la delincuencia y sus causas. La clave del mensaje comunicacional del Gobierno ha sido la de crear una burbuja en la que todo está bien y mejorando, con un derroche de optimismo y una “lluvia” histórica de realizaciones y proyectos, pero casi a diario aparece algún ruido que hace que se mire para otro lado.