Esa nueva categoría del lenguaje moderno, es una “ganancia” de la pandemia que ha resultado difícil llevarla a la práctica, en casi todo el mundo. En naciones como la nuestra, quizás resulte más complicado. A los mercados de abastos agrícolas, por ejemplo, como el de la Duarte, con cien años de rezago para reestructuración, destrucción o cierre, se intentó reordenarlo para hacer efectiva la expresión aquella. Eso, el distanciamiento social, rodó por los suelos y los aires, pese a un bellísimo plan de apertura diseñado por el cabildo del Distrito Nacional. Lo ocurrido ayer es una réplica de lo del centro comercial donde se “entregarían” tarjetas solidarias. Nadie está preparado para esto. Somos lo que hemos sido.

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