La fallida pretensión de disponer para otras dependencias de recursos del presupuesto de Educación deja muchas enseñanzas, pero lo más notorio es el pragmatismo de nuestros políticos y funcionarios.

Los del Palacio, como buena ranchera mexicana, se cantan y lloran y, camaleónicos y sinuosos, proclamando con su fracaso que el 4% del PIB por ser una conquista del pueblo es intocable.

Y de los políticos ni qué decir ya que pocas veces desafían la corriente, por lo que hacen lo de siempre, montarse en el curso de los acontecimientos y criticar desde la oposición lo que hicieron cuando les tocó gobernar.

Mucha gente cara dura con esto del 4%, que confiada en la corta memoria del pueblo hasta hace lo que dice que no está haciendo.

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