Nada más importante que la vida. Y a veces la gente se apega a lo material, aún a cosas nimias, poniéndola a riesgo. Pese a las recomendaciones de los organismos de seguridad, con énfasis a los residentes en zonas vulnerables a que acudan a los refugios, persisten actitudes de resistencia, por temor a perder sus humildes posesiones. Con desconcierto observábamos ayer gente de El Túnel del sector de Capotillo, una barriada compuesta por cientos de frágiles viviendas, renuentes a dejar sus enseres a merced de los delincuentes. Es un signo de inseguridad, pero también de apego, en medio de las precariedades. Pero lo importante es la vida, no las cosas. ¡Asegurémonos, por el bien mayor!

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