Dice la expresión que en el hospital y en la cárcel se conocen los amigos, como referencia a la amistad verdadera, y si bien el ex ministro de Educación Roberto Fulcar no está en ninguno de esos dos lugares se le ve en desgracia y atraviesa por mal momento, por lo que sabrá apreciar el espaldarazo a su gestión de una entidad del prestigio de Educa (Acción Empresarial para la Educación), que ha valorado positivamente su paso por el ministerio y menciona entre sus logros que no se cumplieron los designios fatalistas que se esperaban de que el aprendizaje decaería vertiginosamente por la pandemia y que no ocurrió, como también se esperaba, un aumento de la deserción escolar. ¿Se le cumple a Fulcar su pronosticó de que “el tiempo pondrá cada cosa en su lugar”?

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