Si Abinader gana en mayo, y más si lo hace de manera holgada con más de un 60% como pregonan sus acólitos, habrá dos condiciones que no podrá reivindicar, porque no le correspondería la tregua o venia de los tradicionales 100 días que dan a los nuevos gobernantes, porque de nuevo tendría poco; y lo otro es que no puede apelar, para justificarse, a la “situación heredada”, excusa ideal de los funcionarios electos para no cumplir o retrasar lo que ofertaron en los días de la campaña. Tampoco tendría espacio el circo para distraer, ni la persecución política y el cuco de “meter gente presa”, a no ser los suyos. Si Abinader gana, que se prepare para gobernar y honrar lo prometido. No habría brecha para pretextos.

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