El 27 de agosto de 2020, a 11 días de asumir la presidencia, Luis Abinader dijo que no confiaba en la Cámara de Cuentas para la realización de auditorías y pidió una nueva. En ese momento Wilson Camacho, de la PEPCA, proclamaba: “La Cámara de Cuentas ha sido cómplice de la corrupción y no defensora del erario”. Desde todos los litorales de la sociedad civil los llamaban corruptos y pedían que allí no fueran políticos sino ciudadanos “independientes” probos. Ese discurso anti político de gente con intereses muy marcados se instaló y ¿qué ocurrió?: lo de otras veces, lo que demuestra que la lucha por adecentar la vida pública no debe ser la demanda exclusiva de un sector de la sociedad que se cree rasero moral y encarnación del bien.