No hubo sorpresas en la convención del PRD, algo que nadie dudaba, pues se esperaba que los resultados favorecieran a Miguel Vargas por diferentes motivos, entre ellos que ha sido el que contra viento y marea ha mantenido el ‘jacho’ prendido y al buey jalando, mucho o poco, pero jalando; además de que el PRD de ahora es sinónimo de Miguel. El evento estuvo bien organizado, transcurrió en completo orden y, cosa rara en el mundillo político vernáculo, el perdedor reconoció sin titubeos su derrota. De Junior Santos, el rival, se rumoraba que era un quinta columna para hacerle, junto a Fiquito, un lío a Miguel, pero resulta que revivió una especie en extinción, la del centralismo democrático, cuya esencia es que la minoría se somete a la mayoría.

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