Difiere un político profesional del camaleónico en que no es simulador ni sinuoso; en que no aspira arriba para amarrar abajo y en que no es de cara dura para hacer lo que dice que no está haciendo. Un verdadero político, el profesional, posee la habilidad de gestionar el fracaso, al punto de que comienza de una vez la apuesta para el próximo juego, consciente de que no siempre se triunfa. Hay casos de actualidad, verbigracia el fatal accidente vial en la región Este, que no se están manejando con inteligencia e ilustran cómo procedería un político profesional en su abordaje, debido a que lo haría sin echar leña al fuego ni actuaría como el bombero loco, que lo apaga con gasolina. El político profesional sacaría el tema de agenda.