Una pena el curso del bamboleo alrededor de la Cámara de Cuentas y el Defensor del Pueblo porque queda la sensación, por el forcejeo y la rebatiña, que en el país está ausente el liderazgo trascendente y desinteresado. La gente celebró la actual Cámara de Cuentas porque fracasaron los que pretendían una hecha a su medida, lo mismo que el actual Defensor del Pueblo con el que se “frenó” la designación de uno “pre cocido”. Debiera dársele carácter a la discusión y despojarla de chisme y de cierta zurrapa. De nuestra parte, sin entrar a considerar lo que ha trascendido y se comenta, apostamos a que en su momento florecerá la verdad ya que ésta “puede enfermar, pero no morir del todo” (Cervantes) y “es insobornable y exigente” (Arnaiz).

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