El Senado aprobó el jueves en segunda lectura, (¿“lectura”?, pero si ni siquiera fue leído?), el proyecto de ley de extinción de dominio el que objetan el empresariado, la banca múltiple, el sector inmobiliario y reconocidos juristas, incluyendo a Finjus y que cuenta con la reserva y preocupación de la procuradora Miriam Germán. Lo bueno del caso, lo más sabroso del mismo, es que estos sectores se han ido a fondo motivando sus objeciones, pero el mayor argumento en su contra, el único que arguyen los congresistas del PRM, es “recuperar lo robado”. Populismo puro con cierta dosis de chantaje porque, ¿quién se va a oponer a que se recupere lo robado? Es una ley con la que “todo el mundo” está de acuerdo, pero así no.