El discurso del presidente Abinader de que le interesa modificar la Constitución de la República por la noble y loable causa de instaurar un Ministerio Público Independiente, pierde fuerza cuando desde el PRM dejan ver otras intenciones como la de tocar el 50+1 y cuando muestran desesperación y desprecio, como lo hizo Hipólito Mejía al expresar que la modificarían con los solos votos del partido oficial. El expresidente, al parecer, no pensó bien lo que dijo, porque se oyó feo eso de que “la oposición tiene que ver que el que está abajo tiene que esperar”. Poco democrático fue, y también lució muy flojo en aritmética porque dos terceras partes de 222 son 148, y el PRM no tiene esos votos para cambiar la Constitución a la brigandina.

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