La vida está mostrando a algunos gobernantes promotores de políticas duras anti inmigratorias y aislacionistas, a veces de pretendidas autosuficiencias, que definitivamente el mundo es solo uno, aunque ciertamente con especificidades propias de pueblos y países, pero al final, todos somos uno, que es la humanidad. A una velocidad inimaginable, un evento inesperado ha doblegado potencias y culturas, dejando a su paso una estela de muertes, todo tan dramático, que ha superado al rico imaginario de la ficción. El COVID-19 tuvo un lugar de origen, pero se ha expandido por toda la tierra y castiga sin freno. No discrimina y ataca con uniformidad. Sólo juntos, pueblos y naciones, podrán enfrentarlo.

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