Desde edades muy tempranas se debe fomentar la cultura. La cultura del ver, leer, oír y escribir. Mientras más florezca esa cultura, la sociedades adquirirán más desarrollo, tanto individual como de conjunto.
Esa diplomacia cultural que es mi entrega de hoy, es el instrumento de acercamiento entre los pueblos, permitiendo abrir mercados para la industria de la cultura y entablar vínculos culturales y lingüísticos, la difusión de la misma se lleva a cabo por los sectores culturales de las misiones diplomáticas en el exterior

La Unesco, en su Declaración Universal sobre la Diversidad Cultural del año 2001, reafirmó que “la cultura tiene que ser considerada como el conjunto de características espirituales, materiales, intelectuales y emocionales propias de una sociedad o grupo social”, y que “abarca, además del arte y la literatura, los estilos de vida, las formas de convivencia, los sistemas de valores, las tradiciones y las creencias”.

La misma desempeña un papel importante en las relaciones internacionales actuales, caracterizadas por los denominados choques culturales, y constituye una herramienta decisiva no sólo para transmitir la cultura y los valores nacionales, sino también para escuchar lo que las culturas del resto del mundo nos están diciendo.

La cancillería dominicana promueve y difunde en el exterior los valores principales y las expresiones más significativas de la cultura cuya notable diversidad resulta de su vasta y rica historia.
En este aspecto son fundamentales tres ministerios que son los que principalmente realizan la diplomacia cultural: Ministerio de Relaciones Exteriores, de Cultura y de Educación.

Y lo importante que se busca es realzar la imagen del país a través de su historia y riqueza cultural.

Y se hace al través de las misiones como ha sido el trabajo excelente de nuestro embajador ante la Unesco José Antonio Rodríguez, a quien se le debe en gran parte el mérito de que el merengue y la bachata fueran incluidas en la lista de Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad.

Al declarar el valor que tiene esa declaración expresó: “Ya la bachata y el merengue tienen un apellido que nadie se lo puede quitar. Ya nadie puede ni siquiera cuestionar que hubo un país que desarrolló un género musical, fusionado con otros, pero que lo hizo propio y que se llama merengue, que se llama bachata”.

Antes de esa declaración nuestra misión en Brasil tiene un tiempo considerado que el embajador Alejandro Arias dentro de las acciones de divulgación de la cultura, una actividad que se llama la noche dominicana, y con el lema “sí a la bachata” ha sido una fiebre el bailarla hasta un concurso han preparado para todos los brasileños.

Y para terminar la misión en Honduras, el embajador Marino Berigüete, dentro de su gestión ha incentivado siempre la cultura y entiende que es lo mejor para el acercamiento de los pueblos, donde se reúne con escritores y poetas, y ha logrado primero Paraguay, y ahora Honduras como invitados en la 23 Feria Internacional del Libro y la Cultura Santo Domingo 2020, a celebrarse del 24 de abril al 3 de mayo en la Zona Colonial, en ocasión de los 100 años de relaciones diplomáticas entre ambas naciones.

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