El Ministerio de Agricultura activó los protocolos de emergencia tras detectar en los Corales de Punta Cana, al este de República Dominicana, al insecto conocido como Mosca del Mediterráneo (Ceratitis capitata).

El ministro Limber Cruz ha reaccionado con claridad y con firmeza: “Todo lo que sea necesario para erradicarlo, nosotros estamos en la disposición de invertirlo. No vamos a escatimar esfuerzos monetarios ni técnicos”, expuso en una rueda de prensa convocada de urgencia.

Como siempre ocurre cuando se dan situaciones de este tipo, los sectores más afectados reaccionan con alarma, mientras que desde los estamentos gubernamentales se trata de llevar tranquilidad con el mensaje de que se trabaja en el tema.

Sucede que la aparición de esta mosca dio mucho dolor de cabeza al país hace varios años y afectó a un sector de vital importancia, el de las exportaciones, que entre 2015 y 2017 sufrió la prohibición de vender diversas frutas a Estados Unidos por la presencia de este insecto en nuestro territorio.

Las pérdidas que generó esa prohibición dispuesta días después de la aparición de la mosca, precisamente en la zona de Punta Cana, se calculan en alrededor de US$40 millones y puso en riesgo más de 30 mil puestos de trabajo.

Si partimos de que no hay mal que por bien no venga, las autoridades tomaron aquella vez una serie de medidas que resultaron efectivas, por lo que se cuenta con una experiencia de control, incluso el Ministerio de Agricultura ha equipado los laboratorios y mejorado los conocimientos de sus técnicos respecto a esta plaga.

Otra buena noticia es que el reservorio detectado está en una zona donde no existen cultivos frutales, por lo que puede focalizarse su eliminación.

Si el Ministerio de Agricultura cuenta con protocolos establecidos, si la estrategia aplicada entre 2015 y 2017 le valió al país la calificación de exportador libre de la mosca del Mediterráneo, lo que se debe hacer es aplicar esos protocolos, mejorar los controles y multiplicar las trampas para evitar el ingreso del insecto a tierra firme.

Nunca será suficiente el celo con el que se debe encarar la sanidad vegetal en el país. Confiemos en que la prevención, el cuidado y el trabajo de los técnicos, que ya cuentan con un conocimiento previo, permitirá solucionar con rapidez este problema sin que se afecten nuestras exportaciones de frutas y vegetales.

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