El buen gobierno trata de conseguir resultados mediante la solución de los problemas que afectan a la gente, y con ese propósito quienes están a cargo identifican sus objetivos para no perder el rumbo.

En el camino surgen dificultades que deben ser salvadas con la mira puesta en las metas. Es un esfuerzo concentrado en el que se involucra todo el equipo, que se multiplica según las especificidades de sus tareas.

La compleja misión deviene en colectiva, y la carga resulta más ligera cuando los diferentes responsables ejercen con eficacia sus labores. El trabajo se le facilita a quien tiene la misión de liderar el proceso.

Las distracciones recurrentes se convierten en amenazas para la buena marcha en tiempos tormentosos como los que vivimos y deben ser evitadas.

La dinámica social es impredecible y no obedece a un direccionamiento calculable como en la ciencia de la computación. Está llena de imponderables.

De ahí que una y otra vez será esencial hacer lo necesario para mantener la marcha por la senda conveniente. Será mucho más complicado si más allá de lo que se espera de la sociedad, los acompañantes se convierten en piedras u obstáculos, o abiertamente en agentes de escándalo o de distracción.

La última intervención del presidente Luis Abinader estuvo dirigida a contener un conato de debate desatado por sus propios compañeros: la reelección presidencial, un tema que apasiona en uno u otro sentido a los dominicanos.

Esta vez llega demasiado temprano, cuando la Administración no cumple el primer año. Y más que eso, en medio de la crítica situación.

Por los elementos que encierra parece un asunto concerniente a los miembros del partido oficial, y son ellos quienes deben considerarlo en las instancias establecidas en sus estatutos.

Ahora deviene en otro ruido para un gobierno joven, con un equipo en proceso de aprendizaje sobre los menesteres públicos que igual se conoce como “el arte de gobernar”.

No se requiere un circo. El gladiador tiene una sola tarea: recuperar la economía, y la covid-19 está ahí. Las vacunas son una clave. Eviten las distracciones y concéntrense en solucionar problemas, que son muchísimos.

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